Humedales y molinos de La Mancha

Datos de la ruta

  • Zona: Complejo lagunar de Pedro Muñoz; Complejo lagunar de Manjavacas
  • Duración: 3 días
  • Tipo de recorrido: circular
  • Tipo de firme: recorrido por muy buenas pistas, 100% ciclable y sin grandes desniveles. La ruta discurre en su totalidad por tramos señalizados de la Ruta del Quijote y del Camino Natural de los Humedales de La Mancha.

Descripción

Nuestro recorrido se adentra en tierras de molinos y humedales, fortalezas y pueblos de nombres quijotescos. Allí donde las provincias de Toledo, Ciudad Real y Cuenca, las viñas y los olivos comparten el paisaje con zonas de humedales. Sobre sus escasas aguas, los exóticos flamencos hacen aparición en época de migraciones, conformando un espectáculo único.

En esta ruta hemos seguido en su totalidad rutas marcadas (aunque en algún punto algo confusas debido a su deficiente mantenimiento):

  • Ruta del Quijote:
    • Tramo 2.
      • Etapa 3: Las Mesas-Enlace etapa 4 (común con el Camino Natural de los Humedales de La Mancha)
      • Etapa 4: enlace etapa 3-San Clemente
    • Tramo 1:
      • Etapa 10: San Clemente-Carrascosa de Haro
      • Etapa 9: Carrascosa de Haro-Castillo de Haro (enlace con etapa 8)
      • Etapa 8: Castillo de Haro (enlace con etapa 9)-Belmonte
      • Etapa 7: Belmonte-El Toboso
      • Etapa 6: El Toboso-Campo de Criptana
  • Camino Natural de los Humedales de La Macha:
    • Etapa 4: Campo de Criptana-Las Pedroñeras
    • Etapa 5: Pedro Muños-Las Mesas
    • Ramal del Complejo Lagunar de Manjavacas

Ya tuvimos la oportunidad de recorrer parte de los humedales de La Mancha en nuestra ruta de los Humedales occidentales de la Mancha. En esta ocasión nos acercaremos a conocer los humedales más orientales y el patrimonio de sus pueblos. Un recorrido sencillo especialmente apropiado para la estación primaveral cuando los extensos campos y las lagunas presentan sus mejores galas.

Día 1. Campo de Criptana-San Clemente (92 km-400 m+)

Iniciamos la ruta a la sombra de los grandes molinos que presiden Campo de Criptana. Fue este el lugar en el que se inspiró Cervantes, según muchos estudiosos, para el relato de la famosa lucha con los gigantes con la que da inicio el capítulo VIII de la primera parte de El Quijote. Las primeras pedaladas serán para ascender a la sierra de los Molinos al encuentro de los molinos harineros que aún permanecen en pie.

Campo de Criptana. Sierra de los Molinos

Campo de Criptana. Sierra de los Molinos

Dejamos atrás las calles de Campo de Criptana por un camino asfaltado escoltado por esbeltos cipreses que nos lleva hasta los pies de la ermita de la Virgen de Criptana (edificio del sio XVI). No paramos, lo haremos a la vuelta, hoy la jornada es larga y el cielo no invita a demoras. Atravesamos la carretera CR-1101 y tomamos el camino de Campo de Criptana a Mota del Cuervo dejando canteras a ambos lados. En apenas 14 kilómetros nos desviamos, esta vez por el camino de Pedro Muños a Miguel Esteban.

Entramos en el complejo lagunar de Pedro Muñoz al llegar a la orilla de la laguna del Retamar, una laguna estacional endorreica salina de 90 ha de extensión. La decepción es grande cuando nos encontramos con un campo árido y seco. No hay rastro de agua ni aves. En menos de 3 kilómetros llegamos, con nuestra decepción a cuestas, al pueblo de Pedro Muñoz. Nos acercamos a uno de los puntos de avistamiento de aves a orillas de la laguna del Pueblo donde nos espera una grata sorpresa: decenas de flamencos deambulan por las aguas poco profundas de esta laguna de 54 ha de extensión. Mientras disfrutamos de esta bucólica imagen, empieza a llover con cierta intensidad, así que sacamos el chubasquero y continuamos nuestro recorrido.

Laguna del Pueblo. Camino Natural de los Humedales de La Mancha

Laguna del Pueblo. Pedro Muñoz

Tomamos la vereda de los Serranos para llegar a la laguna de Alcahozo de Pedro Muñoz. Una valla delimita esta laguna endorréica hipersalina de 74 ha de extensión. Dejamos la laguna a nuestra derecha para bordearla por una senda que discurre por la llanura de inundación hasta tomar una pista ancha: el camino de las Mesas. En apenas un kilómetro nos desviamos para tomar el ramal que se dirige hacia el complejo lagunar de Manjavacas. Este ramal del Camino Natural de los Humedales de La Macha, de 15 km, nos lleva hasta la extensa laguna de Manjavacas, hito en este recorrido por los humedales orientales de La Mancha. En sus 139 ha se muestra un gran espectáculo, cientos de flamencos rebuscan entre las aguas, al extender las alas los colores rosados contrastan contra el cielo oscuro. Disfrutamos de esta imagen unos minutos en el observatorio de aves mientras reponemos fuerzas.

Dejamos atrás flamencos y laguna para atravesar la pasarela peatonal que se adentra en la zona más externa de la laguna de Manjavacas. El área recreativa de la ermita de Nuestra Señora de Manjavacas, con un impresionante observatorio de altura de la Ruta del Quijote, marca el punto de cambio en la dirección de nuestro avance.

Un pronunciado giro nos lleva hasta la seca laguna de Sánchez Gómez. Tras bordearla, comienza la laguna de la Dehesilla, también seca tras muchas semanas de pocas lluvias. Dejamos los humedales para llegar a las ruinas de la casa del Castaño y casa de Chico para atravesar la carretera CP-1226. Atravesamos una pequeña isla de pinos entre los campos agrícolas, tras el cual finaliza este ramal al juntarse, de nuevo, con la etapa 5 del Camino Natural de los Humedales de La Macha.

Tomamos el camino de Pedro Muñoz que, tras atravesar las aguas del río Saona, nos lleva hasta las calles de la localidad de Las Mesas. Atravesamos sus calles para tomar el ramal a la laguna de Taray Chico, último tramo del Camino Natural de los Humedales de La Macha. Los viñedos son los que decoran nuestro paisaje en la leve subida que nos lleva hasta la laguna de Taray Chico que presenta una tímida película de agua. En este punto abandonamos el Camino Natural de los Humedales de La Macha para seguir, a partir de este punto, las indicaciones de la Ruta del Quijote.

Atravesamos la carretera CM-3110 y llegamos a otra zona de humedales, que presentan una triste estampa de secano: la laguna Grande y la laguna del Huevero. Las filas ordenadas de las cepas de los viñedos escoltan nuestro camino hasta la población de Las Pedroñeras, la capital del ajo (según leemos en diversos carteles). Dejamos atrá la localidad por la zona deportiva, para tomar el camino de San Clemente. Ante nosotros, el horizonte se extiende en una gran llanura. A lo lejos vemos el castillo que preside la aldea abandonada de Santiago de la Torre donde llegamos tras cruzar las aguas del río Záncara. Del castillo medieval se conserva la torre del homenaje en buen estado, pero, en general, presenta un importante estado de ruina. Originariamente perteneció a la Orden de Santiago.

Santiago de la Torre

Santiago de la Torre

Apenas 15 kilómetros nos separan de nuestro destino final que recorremos sin dificultades y ayudados por el viento. Llegamos a San Clemente (también punto final de nuestra ruta GR 163. Ruta del Cristal de Hispania), población de ecos cervantinos y con un rico patrimonio.

Día 2. San Clemente-Belmonte (67 km-650 m+)

Dejamos atrás las calles de San Clemente y, con ello los humedales, para tomar el curso del río Rus como referencia. En pocos kilómetros, nos desviamos para acercarnos a los restos del molino Blanco, un antiguo molino de agua. Junto a él, un puente de piedra de un solo arco construido en la Edad Moderna permitía salvar las aguas del río Rus.

No tardamos en alcanzar, tras atravesar el asfalto de la CM-3112, la zona verde donde se sitúa el santuario de la Virgen de Rus. Algunos estudiosos de la obra cervantina sitúan en este lugar la localización donde Alonso Quijano busca refugio tras salir de la cueva de Montesinos. Pero no solo son las letras de Cervantes las que hacen de este lugar un punto privilegiado. En el promontorio sobre el que se eleva el torreón-palomar, las prospecciones arqueológicas han localizado restos de un poblado íbero, así como altares romanos, indicativo de la importancia de este enclave y de su situación privilegiada a lo largo de la historia. Una ardua, pero corta, subida nos permite acercarnos al santuario de la Virgen de Rus y al torreón-palomar, desde donde hay unas excelentes vistas del entorno.

Alto del Santuario de la Virgen del Rus

Alto del Santuario de la Virgen del Rus

Retomamos la Ruta del Quijote hacia el norte. Una ligera subida, rodeados de extensos campos de cultivo de intensos colores verdes, nos lleva hasta la población de La Alberca de Záncara. Apenas nos detenemos antes de seguir nuestra ruta hacia el norte. Los campos y las aisladas encinas presiden nuestro pedaleo para iniciar una subida hacia una zona arbolada de pinos, encinas y arbustos en flor que marcan una novedad en el paisaje. Disfrutamos de estos pocos kilómetros más sinuosos y no tan despejados, aunque duran poco. Un fuerte descenso nos lleva hasta la carretera CU-V-8344 para llegar a las casas de la Encomienda de Mendizábal.

En este punto atravesamos las aguas del río Záncara que ahora nos marcará el paso. El cielo se oscurece y retumban los primeros truenos. Una estrecha pista arbolada de encinas y almendros nos permite avanzar por este bonito valle del río Záncara. La amenaza de la tormenta cada vez parece más próxima. Un delicioso olor a tierra húmeda y algún resplandor en el horizonte nos convence para buscar refugio en Carrascosa de Haro, y lo hallamos bajo un techo en el bar.

Valle del río Záncara

Valle del río Záncara

Esperamos casi una hora antes de retomar nuestro camino. Aún caen algunas gotas y la tempreatura ha descendido de manera importante, pero nos compensa el aroma intenso a vida. Seguimos ahora por la etapa 9 del tramo 2 de la Ruta del Quijote, que nos lleva hasta la carretera CUV-8345 que seguimos hasta tomar el camino de la Vega, aunque antes nos desviamos para el molino Blanco, a orillas del río Záncara. Sin dejar el camino atravesamos la N-420 y llegamos a los pies del impresionante castillo de Haro que domina el valle desde el cerro en el que se asienta.

Se trata de una construcción militar renacentista del siglo XV de planta cuadrada que conserva su disposición original (el acceso es libre). Poco después de la visión del castillo de Haro nos desviamos para coger la etapa 8 de este tramo 1 de la Ruta del Quijote. Cuando pensábamos que habíamos dejado los humedales atrás, nos damos de bruces con la laguna de Capellanes. Se encuentra vallada, por lo que nos resulta imposible acercarnos, no parece que tenga mucha agua. Iniciamos una subida, la tormenta ha dejado un firme pegajoso.

La subida nos deja junto a un chozo en un entorno algo degradada y junto a lo que aprece un vertedero, en este cruce de caminos tomamos el camino de Taza de Plata. Iniciamos un tramo casi paralelo a la N-420 por buena pista con largas subidas. El barro empieza a pegarse a las ruedas y hace lento el avance. Este tramo se nos hace largo, larguísimo, hasta llegar a Villaescusa de Haro.

Bordeamos el pueblo para salir por el camino de Belmonte. Un corta pero dura subida nos permite dejar atrás Villaescusa de Haro. Sin mucho esfuerzo, gracias al sol y el aire que han secado los caminos, llegamos a la parte alta de Belmonte donde se sitúan los milonos de viento de la localidad. Desde esta alturas hay unas magníficas vistas del castillo de Belmonte, del siglo XV, que se alza sobre el cerro de San Cristóbal.

Castillo de Belmonte

Castillo de Belmonte

En esta fortaleza estuvo prisionera Juana la Beltraneja y fue habitado y restaurado por Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III. Durante la Guerra Civil sirvió de cárcel. En resumen, un edificio espectacular y con una historia rica a lo largo de los siglos que resiste estoicamente los devenires de la Historia.

En Belmonte, cuna de fray Luis de León, ponemos punto final a la etapa, pero no sin antes dar un largo paseo por sus calles. No son pocos los encantos que tiene que ofrecer la localidad, entre los edificios más significativos (si obviamos el castillo ya mencionado): el palacio del infante Don Juan Manuel (autor de El Conde Lucanor), el edificio más antiguo de la localidad; o la colegiata de San Bartolomé.

Día 3. Belmonte-Campo de Criptana (54 km-400 m+)

Salimos de Belmonte siguiendo la etapa 7 del tramo 1 de la Ruta del Quijote al norte de la localidad. Los primeros compases nos llevan por el camino de Hontanaya a Belmonte, pero no tardamos en desviarnos por el camino de Muedarrubia que nos lleva por caminos llanos hasta Monreal del Llano tras cruzar las escasas aguas del río Monreal.

La salida de Monreal del Llano se realiza por una pronunciada cuesta que deja el cerro de San Benito, donde se localiza la ermita de San Benito, a nuestra izquierda. Iniciamos una suave bajada por los extensos campos, los cultivos de trigo y cebada se turnan con los amplios viñedos y alguna zona de olivos. Aquí el horizonte parece infinito. Cogemos de manera decidida el camino del Toboso, que se extiende ante nosotros sin apenas desniveles.

Camino a El Toboso

Camino a El Toboso

A la altura de la casa de Santiaguete, un giro drástico nos hace cambiar de dirección hacia el sur. Rodeados de algunos olivos, entramos en Mota del Cuervo por el cerro de los Molinos donde se encuentran los siete molinos alineados que aún se conservan. Casi todos los molinos, encalados de un impoluto blanco, han sido reconstruidos en los últimos 50 años. Recorremos las calles de la localidad y hacemos una parada para un café en una terraza aprovechando el día luminoso que se ha despertado.

Dejamos Mota del Cuervo atrás siguendo las indicaciones del camino de Santiago de Levante (GR-239) que nos llevan en dirección oeste a atravesar la solitaria y silenciosa AP-36. Sin dejar las indicaciones del camino de Santiago de Levante (GR-239) , atravesamos la planicie sin apenas distracciones en el recorrido hasta llegar a la pequeña localidad de El Toboso.

hay pocas localidades en el recorrido de la Ruta del Quijote que tenga más sabor cervantino. En esta población se centran todos los desvelos amorosos del hidalgo caballero Don Quijote. En definitiva todo gravita en torno a esta población en la novela cervantina, puesto que es aquí donde Don Quijote situó a su adorada Dulcinea y a donde se dirigen todos sus suspiros. En sus calles, las casas bajas de piedra rojiza se alternan con las inmaculadas paredes blancas que nos ofrecen una imagen de una población típicamente manchega.

Camino de El Toboso a Campo de Criptana

Camino de El Toboso a Campo de Criptana

Dejamos El Toboso para iniciar la última parte de nuestro recorrido. Para este último tramo, seguiremos las indicaciones de la etapa 6 de este tramo 1. Nos dirigimos hacia el sur donde cogemos el camino de Lugar. Nos adentramos en un océano de viñedos que no parecen tener final. Una última subida nos espera para llegar al collado del cerro Atalaya.

Desde aquí, descendemos hacia la carretera CR-1101 para desviarnos hacia el camino de la Mota. A partir de este punto el camino es prácticamente común con la salida del primer día y nos juntamos, de nuevo, con las indicaciones del Camino Natural de los Humedales de La Macha. Pero hoy sí ascendemos hasta el santuario de Nuestra Señora de Criptana, donde una sombra nos da buen cobijo para saborear un bocadillo e intentar alargar la jornada.

Ya solo nos queda volver a las calles de Campo de Criptana para dar por finalzada esta ruta por los humedales y los molinos de La Mancha.

Recorrido

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Información Práctica

Bibliografía

  • Ruta de Don Quijote. Editorial El país Aguilar.

2 comentarios:

  1. José Luis Medranda

    Viaje muy chulo e interesante y el curro de luego para describirlo, genial. Que crack!!!

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