Datos de la ruta
- Zona: complejo lagunar de Villacañas, complejo lagunar de Quero, complejo lagunar de Villafranca de los Caballeros, complejo lagunar de Alcázar de San Juan (todos ellos incluidos en la Red Natura 2000) , molinos de Campo de Criptana.
- Duración: 2 días.
- Tipo de recorrido: circular
- Tipo de firme: casi en su totalidad pistas de buen firme siguiendo caminos marcados y señalizados.
Descripción
Donde menos te lo esperas la naturaleza te sorprende y se impone. En esta ocasión nos acercamos a territorios manchegos. Entre viñedos y olivares, se sitúa una extensa zona de humedales desconocida para una gran mayoría. Un territorio que da cobijo a numerosas colonias de aves en sus migraciones. Os proponemos un recorrido para los amantes de los grandes espacios y las grandes extensiones.
Para nuestro recorrido hemos optado por seguir rutas marcadas y señalizadas:
- Camino Natural Humedales de La Mancha: tramo 1, 3 y 4 entre Villacañas y Alcázar de San Juan
- Camino Natural-Vía verde del Trenillo: entre Quintanar de la Orden y Villacañas
- Ruta de Don Quijote:
- Tramo 1, etapa 6 entre Campo de Criptana y El Toboso
- Tramo 1, etapa 7 entre El Toboso y Quintanar de la Orden
Un recorrido que, estamos seguros, colmará las expectativas de los más exigentes. Y todo ello a pocos kilómetros de Madrid. Nos ponemos en marcha hacia los Humedales de La Mancha.
Día 1. Villacañas-Alcázar de San Juan (63.5 km-200 m)
Situamos nuestro punto de salida en el polideportivo de la localidad de Villacañas, a escasos 120 km de Madrid. Para salir de la localidad seguimos las indicaciones del Camino Natural-Vía verde del Trenillo que, en este tramo, coinciden con las indicaciones del Camino de Santiago de Levante (GR.239). Estos primeros kilómetros son feos. No hay ni rastro de los humedales y nuestro pedaleo se pierde entre la suciedad de viejas naves industriales semiabandonadas.
En apenas un par de kilómetros nos desviamos para seguir las indicaciones del Camino Natural Humedales de La Mancha que parece aprovechar el trazado de la Ruta de Don Quijote, puesto que ambas señalizaciones se alternan y se confunden.
Obviamos el desvío hacia la primera de las lagunas: la Laguna Larga. Hemos empezado bastante tarde, así que optamos por dejar la visita para el día siguiente. Sin embargo, no dejamos de detenernos ante uno de los hitos de la ruta arqueológica «Los orígenes de Villacañas»: las ruinas del molino de Enmedio.
Estamos ante un molino que aprovechaba las aguas desviadas del río Riánsares, afluente del río Cigüela, para moler el cereal. Aunque la sequedad actual del terreno más se asemeja a los desiertos del sur peninsular. Su origen se remonta a época árabe. Junto a su cauce, coincidiendo temporalmente con nuestro recorrido, se sitúa la Cañada Real Soriana Oriental.
La intensa sequía de este invierno tiñe de sequedad los campos y cuartea los caminos. Iniciamos la circunvalación a la Laguna de Taray sin apenas ser conscientes de que bordeamos un humedal. Esta es una de las numerosas lagunas que se sitúan en esta amplia llanura cubierta de depósitos aluviales. Una llanura de inundación asociada a cauces fluviales. En el caso de la Laguna de Taray al cauce de los ríos Cigüela y río Riánsares.
Un gran hito llama nuestra atención y nos detenemos. Un cartel nos indica que nos encontramos ante otro de los hitos de la ruta arqueológica «Los orígenes de Villacañas»: Hito de la Costera.
Este hito de gran tamaño forma parte del conjunto de hitos que delimitaban los límtes de la población definidos en el siglo XIII en la Carta de la Puebla. En la piedra se observa tallada la cruz de la Orden de San Juan, ya que fue a esta orden a la que se otorgó para su defensa el priorato de Consuegra, dentro de la que se incluía el término de Villacañas.
Este pequeño alto nos permite otear el horizonte. A nuestro alrededor los extensos campos de cultivo sin apenas accidentes que impidan alargar la vista hasta el infinito.
Nuestro camino prosigue por los límites de la laguna de Tírez y la laguna de Peñahueca. Ambas lagunas son hipersalinas, es decir, con salinidad superior a la del mar y se sitúan en un entorno de clima árido. En la laguna de Peñahueca ha encontrado su hábitat el grillo de cascabel de plata que fue localizado en estos áridos terrenos tras haberse dado por extinguido hace décadas.
La soledad parece resonar sobre la fina película de agua que aún sobrevive agonizante a la espera de las ansiadas lluvias invernales que nunca llegan.
Los tranquilos caminos nos empujan, sin apenas desniveles, a toda velocidad hacia la localidad de Quero. Apenas nos detenemos lo junto para volver a localizar las indicaciones del Camino Natural Humedales de La Mancha que, en las localidades, parecen desorientarse y volverse más tímidas. La laguna Grande de Quero nos despide mientras una enorme bandada de pájaros sobrevuela nuestras cabezas como una flecha certera.
Serpenteamos por los humedales, giramos y volvemos a girar para bordear y acercarnos a la orilla de las lagunas. Entre arboledas desnudas por el frío, entre sombras alargadas por el atardecer, pedaleamos para acariciar la humedad de la laguna Chica y la laguna Grande de Villafranca. Un gran alboroto nos recibe y nos anuncia la vida bulliciosa que se desarrolla en la superficie.
La presencia de un balneario situado junto a al espejo formado por la laguna Grande Villafranca, es testigo del uso medicinal de estas aguas desde el siglo XVIII.
El camino evita la población de Villafranca de los Caballeros, para sortear por el sur un conjunto de lagunas de menor entindad. En primer lugar vemos al fondo la luz blanquecina de la laguna de la Sal, laguna estacionaria que cierra el conjunto lagunas de Villafranca de los Caballeros.
Tras serpentear por los humedales más secos que húmedos, descendemos hacia el complejo lagunar de Alcázar de San Juan. Primero nos da la bienvenida el humedal salino formado por la laguna de las Yegüas. El atardecer, con sus colores ocres y su cielo explosivo, nos sorprende a los pies del humedal salino formado por la laguna del Camino de Villafranca. Nuestra última parada la realizamos en la laguna de La Veguilla que parece haberse quedado con toda el agua de la zona y no parece sufrir las privaciones de sus hermanas estacionales.
Poco nos queda ya de jornada. Entramos en Alcázar de San Juan con el frío de la noche dándonos en el cogote. Esta ciudad se disputa, con Alcalá de Henares, el honor de ser la localidad natal de Cervantes, ahí es nada. Tras callejear llegamos al Convento de Santa Clara donde damos por concluida la jornada. Ahora solo nos queda disfrutar de la merecida ducha caliente y un buen descanso.
Alcázar de San Juan-Villacañas (76,5 km-400 m)
Un nuevo día reli¡uciente, de este invierno atípico que se empeña en regalarnos sol a raudales y negarnos el agua que tanto necesitan estos humedales de La Mancha. Nuestra jornada se inicia siguiendo el mismo camino que nos trajo hasta Alcázar de San Juan: el Camino Natural Humedales de La Mancha.Este tramo las señales marrones del Camino natural se alternan con las indicaciones verdes de la Ruta de Don Quijote, compartiendo trazado.
Por camino cómodo y llano, alejado de lagunas y humedales. A lo lejos, como referencia, siempre presentes los altivos molinos que vigilan la quijotesca población de Campo de Criptana. Nos enfrentamos aquí a la primera subida digna de tal nombre del recorrido para ascender hasta el campo de molinos. Y es que a partir de este punto nos vamos a sumergir en el universo cervantino siguiendo la Ruta de Don Quijote (el tramo 1, etapa 6)
Desde la distancia observamos una gran cantidad de coches. A medida que nos acercamos numerosos coches nos pasan dejando tras de sí una espesa nube de polvo. Nos metemos de lleno en la celebración de unas carreras de cross. A pesar de ellos no podemos dejar de visitar este lugar emblemático. Por el camino vemos los restos de tres molinos del siglo XVI, a lo lejos las siluestas inmaculadas de los más afortunados que han sido retaurados y preservados del hundimiento.
Es aquí donde los especialistas creen que Cervantes sitúa el enfrentamiento de El Quijote con los gigantes (inicio del capítulo VIII de la primera parte de El Quijote). Lucha que terminó con El Quijote sin lanza y maltrecho
Tras disfrutar de los gigantes, huímos del ruido descendiendo de nuevo hacia Campo de Criptana ignorando las indicaciones hacia Quero, nuestro rumbo ahora es otro. Dirigimos nuestras ruedas entre un camino asfaltado y rodeados de cipreses hacia la ermita de la Virgen de Criptana (siglo XVI) que se alza sobre un alto reluciente con sus paredes blancas y protegida por un muro.
Pocos metros después abandonamos definitivamente el Camino Natural Humedales de La Mancha. A partir de aquí las únicas indicaciones que nos guiarán en nuestro camino serán las indicaciones de la Ruta de Don Quijote. Esto nos obliga a estar más pendientes ya que vamos sin track que nos guíe y nos avise de las confusiones. También tendremos que apretar los músculos porque el viento se empeña en viajar en dirección contraria, lo que provoca que bajemos considerablemente el ritmo.
La subida al Cerro Atalaya nos avisa de que nos adentramos en caminos más sinuosos. Las olas terrosas nos sumergen en las amplias extensiones de los viñedos manchegos. A pocos kilómetros de El Toboso pincho la rueda trasera. Más que pincharla, la taladro. El líquido antipinchazos hace su trabajo y tapona el agujero lo suficiente para poder llegar a la localidad de más intenso aroma cervantino del recorrido: El Toboso.
A El Toboso envía El Quijote a su sufrido escudero Sancho con presentes y recados para Dulcinea, pues aquí situó los orígenes de la princesa imaginada por El Quijote y en torno a la que gravitan sus aventuras y desvelos. En la localidad se pueden visitar algunos lugares de interés para aquellos interesados en la obra cervantina: Museo Cervantino, la Casa de Dulcinea y, por supuesto, sus preciosas calles y casonas.
Aprovechamos la bonita estampa de la Iglesia de San Antonio Abad para cambiar la cámara que ha dicho «hasta aquí eh llegado». Tras el parón, retomamos nuestro camino cual caballeros andantes. Ahora nos unimos a la etapa 7 de este tramo 1 en dirección a Miguel Esteban. Los caminos vuelves a ser llanos, rodadores, polvorientos. Los viñedos se extienden a nuestro alrededor solo interrumpidos por pequeñas islas de olivos en plena recolección.
En las proximidades de Miguel Esteban de nuevo nos vemos rodeados por extensos humedales en medio del campo resquebrajado. Nos encontramos en Los charcones de Miguel Esteban. Una importante reserva ornitológica apenas visible debido a la maleza que la rodea y que nos susurra canciones secas.
Definitivamente nos alejamos de los humedales cuando ponemos rumbo a Quintanar de la Orden. Por caminos cómodos y sin apenas desniveles reseñables nos situamos en esta localidad toledana que marca el inicio del último tramo de nuestro recorrido y nuestro adiós a la Ruta de Don Quijote.
En Quintanar de la Orden cambiamos de dirección hacia el oeste. Para ello seguimos el trazado del antiguo trazado ferroviario que unía la localidad con Villacañas: el Camino Natural-Vía verde del Trenillo. En cuanto nos unimos al trazado, un fuerte viento nos azota y nos damos cuenta de que hasta ahora nos daba de costado, a pesar de nuestras impresiones. Por delante 26 kilómetros que prometen hacerse duros a pesar de carecer de desnivel y unas sombras cada vez más alargadas.
Esta línea férrea se inauguró a principios del siglo XX lo que favoreció el abandono de los cultivos tradicionales, poco rentables, iniciando la producción vinícola que actualmente se extiende por los campos manchegos. Sin embargo, a mediados de siglo la línea quedó en desuso lo que ha permitido su recuperación par disfrute de caminantes y ciclistas.
Siguiendo las antiguas vías llegamos a La Puebla de Almoradiel donde el Camino Natural-Vía verde del Trenillo pasa por debajo de un puente. Este puente , que se supone romano pero no se ha podido constatar su origen, estaba situado originalmente sobre las aguas del río Cigüela. Hoy la construcción restaurada de un solo arco se ha situado en el Camino Natural-Vía verde del Trenillo.
Nuestra vía discurre, no sin poco esfuerzo, en paralelo a la carretera hasta la población de Villa de Don Fadrique. Apenas nos detenemos dado lo avanzado del día. Cuando apenas nos quedan cuatro kilómetros para nuestra meta, pincho de nuevo, esta vez la rueda delantera. Hinchamos la rueda e intentamos continuar. Definitivamente descartamos acercarnos a la laguna Larga (de aquí se saca un aprendizaje, que ya dice un refrán: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Deberíamos haberla visitado al inicio del recorrido). A las puertas de Viallacañas, de nuevo hinchamos la rueda para poder hacer el último kilómetro que nos vuelve a juntar con el Camino de Santiago de Levante (GR-239) yllegar hasta el punto de inicio.
Hemos disfrutado de este recorrido por lugares desconocidos y que prometen bonitos colores en primavera. Una buena dosis de soledad y de aventuras quijotescas han hecho de este pequeño viaje u recorrido interesante y de disfrute para todos los públicos.
Recorrido
Información práctica
- Podéis localizar el track del recorrido en: https://es.wikiloc.com/rutas-cicloturismo/humedales-occidentales-de-la-mancha-32369521
- Se puede localizar información del Camino Natural Humedales de La Mancha y el Camino Natural-Vía verde del Trenillo, y de otros muchos recorridos, en la página de los Caminos Naturales del Ministerio de medioambiente. .
- No hay ninguna página específica para la Ruta de Don Quijote, aunque sí una guía de la ruta de Don Quijote (ver bibliografía).
- Hay una página muy interesante con abundante informacióna cerca de los humedales de La Mancha (tanto geológica, como de flora y fauna): http://www.humedalesdelamancha.es/index.php/es/27-humedales
Bibliografía
- Ruta de Don Quijote. Editorial El país Aguilar.