Datos de la ruta
- Zona: vertiente norte de la Sierra de Guadarrama.
- Duración: 2 días.
- Tipo de recorrido: lineal.
- Tipo de firme: transcurre por pistas y sendas (apenas unos kilómetros de asfalto al final del recorrido). Muy exigente físicamente con varios tramos de ciclabilidad limitada y fuertes rampas en las que habrá que empujar la bici (destacando los siguientes puntos: descenso al río Moros, proximidades del embalse de Puente Alta, proximidades del Puerto de Somosierra, últimos kilómetros antes de llegar a Riaza).
Descripción
Desde que recorrimos el Camino de San Frutos (en el cual enlazamos con un tramo de esta Cañada Real Soriana Occidental) teníamos en mente realizar este Camino Natural pero nunca encontrábamos el momento. Principalmente por la complejidad logística.
La Cañada Real Soriana Occidental es una de las muchas vías pecuarias existentes en la Península. Las vías pecuarias eran, y son, caminos históricamente dedicados a la trashumancia. De manera resumida, unían diferentes zonas de pastos aprovechando los beneficios climatológicos de las diferentes zonas de España. Estas vías pecuarias son un precioso patrimonio que, además del uso ganadero ya indicado, permite la comunicación ecológica entre los diferentes espacios naturales, lo que les ha merecido una especial protección
Entre toda la tipología de vías pecuarias (cordeles, veredas, etc.) hay una que destaca: las cañadas reales. Estas cañadas reales fueron reguladas por el edicto real de Alfonso X en 1273 que protegía y regulaba estos caminos junto con la constitución del Concejo de la Mesta. Se establecía para este tipo de vías una anchura de unos 72 metros (aunque en pocos lugares de su trazado se mantiene esta anchura inicial).
Son varias las cañadas reales que recorren España de norte a sur (y a cual más interesante). Entre ellas, encontramos la Cañada Real Soriana Occidental que, con sus 700 kilómetros de trazado, unía Soria (Aldehuela de Calatañazor) con la provincia de Badajoz (uno de los ramales termina en Olivenza y otro en Valverde de Leganés).
Nosotros vamos a recorrer el tramo segoviano de la Cañada Real Soriana Occidental, uniendo la localidad de El Espinar con la menos conocida población de Ayllón. Son solo 146 kilómetros que nos darán una idea de la dureza del recorrido pero, al mismo tiempo, nos arrastrarán por la historia de estos parajes y su esencia.
Día 1. El Espinar estación-Collado Hermoso (63.5 km-1220 m)
Llegamos en tren hasta la estación de El Espinar. La logística no es sencilla y llegamos tarde. El sol nos engaña y cuando nos apeamos del tren nos recibe viento vigoroso y frío que nos empuja a abrigarnos. Localizamos el kilómetro cero y nos ponemos en marcha. Los seis kilómetros que nos llevan hasta El Espinar no discurren por la Cañada Real Soriana Occidental si no por una vía secundaria: la colada de la Soledad.
Nos detenemos en el pueblo para apaciguar el hambre que empieza a aguijonear incluso antes de empezar. El primer obstáculo a salvar es la ruidosa A-6. Una vez traspasada y amortiguado el ruido, nos sorprende un paisaje de amplias praderas. Al fondo, rompe el horizonte el perfil harto familiar de la Mujer Muerta.
Nos encontramos con los primeros desniveles a salvar. En las laderas del Cerro del Caloco, enlazamos con el trazado de la Cañada Real Soriana Occidental, la cual ya no abandonaremos.
Serpenteamos por una senda que se estrecha con cada metros recorrido. Encontramos indicaciones de la ermita de Nuestra Señora de la Losa (ermita románica de propiedad privada) la cual no llegamos a ver por entender de manera incorrecta las indicaciones. A partir de este punto la senda inicia el descenso entre encinas y la inclinación va en aumento.
A los pocos metros los escalones de granito nos obligan a andar por primera vez (apenas hemos recorrido 13 kilómetros). Un puente de hierro nos permite salvar las aguas del río Moros. Al otro lado una fuerte pendiente que subo empujando (aunque aquí ya es una cuestión de debilidad de extremidades).
La subida nos devuelve a la realidad urbanita y nos vomita entre los primeros chalets de Los Ángeles de San Rafael. Bordeamos las confortables viviendas y evitamos tocar siquiera el asfalto. Este tramo, poro agradable a los sentidos y con algún con otro fuerte desnivel, nos lleva por amplias pistas hasta atravesar la autopista de peaje AP-61 y la transitada N-603.
Dejamos el pueblo de Otero de Herreros al otro lado de las vías asfaltadas y nosotros nos empezamos a alejar de las arterias de alquitrán. De manera decidida, la Cañada Real Soriana Occidental toma como referencia a la Sierra de Guadarrama y sus laderas. Los caminos nos llevan a atravesar numerosos arroyos y ríos de poco caudal: río Milanillos, arroyo de las Víboras, arroyo de la Pedrona. Cada una de las corrientes de agua supone un descenso seguido de una rampa de ascenso (en algunos casos de fuerte pendiente).
El paisaje ha cambiado de manera radical. La primavera colorea de verde las ondulaciones del terreno. A nuestra derecha las altas cumbres de la Sierra de Guadarrama nos interrumpen las vistas con su espectacular paisaje. Nosotros disfrutamos pedaleando por estos caminos sorprendentemente solitarios.
A partir del embalse de río Peces, el pasto es sustituido por las encinas y todo adopta tonalidades más verdes. Disfrutamos de este tramo. Tiene todo lo que nos gusta: paisajes, soledad, primavera a raudales…hasta que nos encontramos con un fuerte descenso. La pista pasa a ser apenas una línea entre el verde. Después se convierte en una estrecha senda que entre raíces y pinos desciende, un tramo necesariamente a pie, hasta las tranquilas aguas del embalse de Puente Alta (o embalse de Revenga).
La Cañada Real Soriana Occidental continúa por el asfalto, pero pocos metros. Una fuerte pendiente nos espera a los pocos cientos de metros. De nuevo nos vemos obligados a superar la poca decena de metros de fuerte pendiente a pie que se complica un poco más debido al barro. No será la única. Algunos tramos cortos nos obligarán a apretar fuerte y, en mi caso, echar el pie a tierra.
Tras la fuerte subida nos encontramos con una grata sorpresa: restos de la toma de agua que era conducida hasta Segovia en época romana. Vamos, que estamos ante el acueducto de Segovia (aunque se la parte menos monumental). El agua para el abastecimiento de Segovia era tomado de las aguas del manantial de la Fuenfría en el paraje de La Acebeda, en el que nos encontramos.
Este tramo aún nos depara alguna sorpresa. Retomadas las pistas anchas y bien marcadas, nos cruzamos con el trazado del Camino de Santiago de Madrid en su descenso desde el puerto de la Fuenfría siguiendo el cordel de Santillana. Los mojones e indicaciones amarillas le delatan. En el punto en el que se cruzan encontramos las ruinas de la Casa de La Casona (o esquileo de Santillana), el esquileo más importante construido en Segovia.
Los caminos nos llevan hasta la carretera que lleva a San Idelfonso (a apenas kilómetro y medio). Aquí nos unimos con un tramo que conocimos en el Camino de San Frutos, este tramo no nos depara sorpresas. Por terreno herboso llegamos a embalse del Pontón Alto (será lo más cerca que estemos de la ciudad de Segovia).
En este punto la Cañada Real Soriana Occidental tiene un fuerte descenso (y posteriormente el consiguiente ascenso) para poder cruzar el río Eresma. Decidimos ayudarnos de la presa del embalse para evitar el fuerte desnivel. Se hace tarde y hemos ido mucho más lentos de lo esperado. Nuestra traición nos permite salvar de manera cómoda el profundo barranco cincelado por las aguas del río Eresma.
Los siguientes kilómetros son comunes con el tramo que recorrimos en el Camino de San Frutos. Dejamos numerosos pueblos a nuestra izquierda, en las zonas más bajas, mientras nosotros serpenteamos por la ladera de la Sierra de Guadarrma y jugueteamos con las continuas subidas y bajadas. Son numerosas las indicaciones que marcan los enlaces a los pueblos que nosotros ignoramos: Trescasas, Torrecaballeros.
Nuestras pedaladas nos llevan hasta Sotosalbos en una suave y larga bajada. Ya vamos pensando en dónde podemos parar. Decidimos continuar hasta Collado Hermoso paralelos a la N-110. Dudamos por unos instantes si buscar algún sitio para apaciguar nuestros estómagos. Finalmente decidimos continuar. La salida de Collado Hermoso hace honor a su nombre. nos elevamos de nuevo sobre la ladera entre muros de piedra y robles.
Con las piernas reventadas y los sentidos saturados de tanto silencio, decidimos dar por finalizada la etapa a un kilómetro y medio de Collado Hermoso (aproximadamente) para dar a nuestros cuerpos un merecido descanso.
Día 2. Collado Hermoso-Ayllón (85 km-1400 m)
El día nos despierta con un cielo luminoso. El viento ha desaparecido y ha dejado paso a una mañana inundada del sonido de los pájaros. Recogemos todo y nos enfrentamos a las primeras cuestas con decisión. Disfrutamos de las pistas que se adentran en zonas de ganado atravesando cancelas y con unas magníficas vistas.
Nos detenemos a la entrada de La Salceda para leer el cartel que nos informa de que estamos en un antiguo descansadero y en una zona rica en agua. Leemos sobre tradiciones olvidadas. Pedaleamos con ganas ante la perspectiva de un buen desayuno en la localidad de Navafría. extensas praderas preceden a la turística localidad. la tierra rezuma agua por todas partes y embarra el trazado de la Cañada Real Soriana Occidental.
La llegada a Navafría la festejamos con un buen café y algún que otro dulce. Nueve kilómetros la separaban de nuestro «hotelito». Cuando queremos despegarnos de la silla son casi las once de la mañana.
Nuevas subidas y bajadas nos esperan en un continúo tiovivo que ponen a prueba las piernas. Un auténtico rompepiernas. Las continuas corrientes de agua que desciende desde las alturas de la Sierra de Guadarrama rompen las llanuras con pronunciadas pendientes. Así superamos el río de las Pozas por el conocido como puente de los Riscos y el arroyo del Riacillopor el puente Veillo, para volver a subir y recuperar la altura perdida que nos permite llegar hasta el descansadero situado a la entrada de la localidad de Gallegos.
Apenas nos detenemos, para llegar al Descansadero Corral de la Mesta. Aquí un cartel nos ilustra de la funcionalidad de este lugar y de la larga historia de estas vías ganaderas reguladas en época de Alfonso X.
Durante este largo trayecto, la Cañada Real Soriana Occidental aparece delimitada por muros de piedra que dejan a su espalda las cumbres y ante nosotros la inmensidad de este camino.
Superamos, con la ayuda de badenes cementados, numerosas corrientes menores que descienden bien alimentadas por las últimas lluvias y el deshielo de la poca nieve que queda. Bordeamos Matabuena y abandonamos el trazado original de la Cañada Real Soriana Occidental al entrar en el término municipal de Castillejo. Para recuperarla nos unimos a la colada de Carramonte, nos acercamos hasta rozar las calles de la localidad de Castillejo y tocamos de nuevo la humanidad en La Mata. Poco después volvemos a reencontrarnos con la Cañada Real Soriana Occidental siguiendo la colada de la Dehesa.
Nos adentramos en un paisaje espectacular, menos abierto. Ahora las sabinas parecen arrancar el espacio a los extensos pastizales. Se inicia en este punto un tramo duro, durísimo. Con rampas de pendientes imposibles con las alforjar a cuestas que nos obligan a empujar las bicicletas. Son tramos cortos pero matadores. A pesar de ello, los paisajes son tan espectaculares que, por el momento, damos como bien invertido el esfuerzo.
Escalamos por las laderas de la Sierra de Guadarrama. Cogemos altura, dejamos atrás las sabinas y nos dan la bienvenida los pinares que visten las laderas de las montañas. La Cañada Real Soriana Occidental se engancha al límite mismo de los pinares. A nuestros pies las extensas llanuras de Tierra de Sepúlveda (que tuvimos la oportunidad de recorrer en nuestra ruta de los Pueblos abandonados de Tierra de Sepúlveda). Entre el manto verde asoman, en la lejanía, las diminutas casas de Prádena y Casla. Mientras nuestras piernas gritan ante las infernales pendientes.
El ruido nos indica que estamos cerca de la A-I. Toca atravesar el paso del puerto de Somosierra, nos hacemos la ilusión disfrutar del descenso. Pero cuando llegan las bajadas no son muchos mejores que las subidas. Un vertiginoso trazado, que nos vemos obligados a realizar en parte a pie, nos lleva hasta las aguas del río Duratón que discurre oculto entre el cemento en este punto tan maltratado por el asfalto.
Por supuesto, toda bajada conlleva la consiguiente subida, al menos en este camino. Al otro lado de la arteria de asfalto nos espera una nueva subida de las de pie a tierra para recuperar parte de la altura perdida. Durante un buen tramo parece que la Cañada Real Soriana Occidental nos da un respiro y disfrutamos de los robledales dejando el esqueleto de la estación de Santo Tomé del Puerto en la lejanía.
Este tramo los disfrutamos, a lo que ayuda la visita de una familia numerosa de jabalíes. Incluso nos encontramos con un ligero descenso que nos lleva hasta la carretera SG-115 a la que acompañamos durante un corto tramo por un sendero paralelo. A nuestra espalda las cumbres aún nevadas del pico del Lobo.
Pero no dura mucho. Atravesamos la carretera, nos sumergimos en el silencio y por extensos robledales iniciamos un par de fuertes descensos. Primero para buscar las aguas del río Valseco tras el cual una horrorosa subida nos obligará a empujar de nuevo durante un tramo algo más largo que los que nos han venido castigando hasta el momento. Después serán las aguas del río Serrano las que nos obliguen a perder la altura ganada.
Algún corzo despistado se ve sorprendido por nuestra presencia, pero el cansancio es tal que casi ni lo celebramos. Su voz de alerta inunda el barranco delimitado por el arroyo de San Benito, sobre el que ganamos altura por una pista pedregosa e incómoda. Atravesamos la vía del tren por el puente de la Coruña y dejamos sobre nuestras cabezas la desvencijada estación de Riaza. Aquí el trazado parece desviarse del trazado original de la Cañada Real Soriana Occidental, pero las indicaciones del camino natural nos llevan por otras sendas. La pendiente por la vereda de los Lavaderos es asumible, pero las piernas pican, se quejan, duelen. La llegada a Riaza hacen temblar de felicidad a mis cuadriceps.
Un merecido descanso y algo de alimento borran los últimos tramos. Muy duros después de tantos kilómetros recorridos. Pero aún nos quedan 25 kilómetros por delante. Decidimos salir cuanto antes por si nos encontramos con alguna sorpresa.
Salimos de Riaza por el camino de Cantespino para unirnos de nuevo al trazado original de la Cañada Real Soriana Occidental. Avanzamos por pistas con buen trazado. Llanas o en ligero descenso. Volamos entre los robles. Disfrutamos del paisaje bucólico del atardecer.
Los robles son sustituidos por las encinas. Pero el camino sigue siendo cómodo y disfrutón. Dejamos algunas cárcavas a nuestra izquierda que, por un momento, nos quieren amedrentar con la amenaza de nuevos desniveles. Pero no, seguimos nuestro camino cómodo y rápido hasta toparnos con la carretera SG-V-9116 por la que circulamos hasta alcanzar la arteria mayor N-110. Sin duda el tramo menos gratificante de la jornada.
Por caminos y campos de labor, nos enfrentamos a la última subida de este recorrido. Definitivamente nos alejamos del trazado original de la Cañada Real Soriana Occidental para adentrarnos por las calles de la localidad de Ayllón. En sus calles llenas de fiesta y sus murallas damos por finalizado el recorrido. A pesar de la dureza y de la belleza de este camino natural, nos quedamos con las ganas de proseguir tras las huellas de los pastores, con la pena de no disponer del tiempo suficiente para reproducir este gran recorrido histórico.
Recorrido
Información práctica
- Podéis localizar el track del recorrido en: https://es.wikiloc.com/rutas-cicloturismo/camino-natural-de-la-canada-real-soriana-occidental-segovia-36284703
- El Ministerios de Medio Ambiente tiene una excelente página con información de los caminos naturales (en la última versión de esta página han desaparecido los tracks de muchos recorridos): https://www.mapa.gob.es/es/desarrollo-rural/temas/caminos-naturales/default.aspx
- Logística. Quizá lo más complicado de esta ruta. A El Espinar se puede llegar sin problemas en tren de media distancia. Lo complicado es el transporte desde/a Ayllón. Aquí varias opciones: transporte a Riaza (donde hay línea de autobuses pero de horarios limitados) o hacer alguna/s jornadas más y unir con alguna localidad grande (Soria, Jadraque, Aranda de Duero). Nosotros, que vivimos en el corredor del Henares, dejamos una furgoneta en Ayllón el día antes de empezar (volviendo en bici de carretera hasta Jadraque donde cogimos el tren a Guadalajara) y después a El Espinar llegamos al día siguiente en tren.