La España vacía (Sergio del Molino)

La España Vacía (Sergio del Molino)

Datos del libro

  • Autor: Sergio del Molino
  • Editorial: Turner Noema
  • Páginas: 296

 

Sinopsis

Con La España vacía, Sergio del Molino parece haber traído de nuevo a las portadas un tema que parecía haber caído en el olvido: la terrible realidad de la despoblación rural en España. En esta obra el autor se hunde en esa España abandonada por sus habitantes y olvidada por el resto para realizar un análisis de la situación, de las causas que han derivado en la situación actual.

Sin embargo, se quedaría corto decir que es un ensayo sobre la despoblación porque La España vacía es mucho más que eso. Es una forma diferente de contar algo ya contado, con un uso del lenguaje cuidado, poético, cautivador. A ratos uno lee un ensayo con cifras, razones y causas; en otros momentos el lector se sumerge en la poesía de los campos abandonados a través de la música de las palabras.

Entonces, La España vacía, ¿es ensayo, es una obra literaria? Es todas esas cosas al mismo tiempo y ahí reside la magia encerrada en sus páginas: se puede aprender y al mismo tiempo se puede volar. Habla de los grandes literatos que recorrieron los paisajes de esa España vacía, de la ley electoral y sus defectos, del turismo que crea pueblos tapados por la falsedad y sobre la identidad. Entre las páginas se respira nostalgia y derrota, pero también se desprende una belleza que, si no erres insensible, te atraerá hacia La España vacía.

Por qué nos inspiró

No ha sido el único libro de estas características que hemos leído, pero quizá sí es uno de los mejores. Nunca hemos dejado de viajar a aquello que Sergio del Molino llama «la España vacía» porque siempre hemos estado enamorados de los paisajes rurales y la soledad de sus pueblos. Y quizá también porque vivimos en una de las provincias que la componen.

Este libro reactivó unos cuantos proyectos que estaban esperando una oportunidad. Así que retomamos la idea de conocer esos lugares olvidados, recorrer calles desiertas y pedalear por donde hubo vida. Despertó el deseo de alejarnos de las realidades más transitadas y conocidas para buscar esas otras realidades escondidas tras las zarzas que se abren camino entre las casas agonizantes y las calles llenas de silencios, y que, a pesar de todo, les confiere una sobrenatural belleza.

Así nacieron muchas de las rutas a los pueblos abandonados, entre ellas las rutas de los Pueblos abandonados de Tierras Altas o la ruta de los Pueblos abandonados de Tierra de Sepúlveda. Nacieron de un deseo de conocer el vacío de sus calles, el abandono de sus campos y conocer a esas personas que se resisten a abandonar el lugar donde nacieron y vivieron.

Plaza y fuente de Lería (Tierras Altas. Soria)

Plaza y fuente de Lería (Tierras Altas. Soria)

Estos viajes tiene un sabor especial, porque durante su recorrido siempre nos acompaña la sensación de ser testigos de un mundo desaparecido, de una realidad que se diluye con el tiempo, de un paisaje que desaparece devorado por la naturaleza. Pero también trae consigo el creciente interés de recorrer esas realidades olvidadas e intentar, desde nuestra humilde contribución, ser testigos de una realidad a la que pocos se acercan.

Para preparar estos viajes hemos tenido que utilizar otras fuentes de información que iremos compartiendo. No siempre es fácil localizar los pueblos abandonados en medio de las marañas que lo cubren y en mapas donde apenas son pequeñas manchas. Cada una de las rutas son horas de búsqueda y localización de los puntos de paso y, lo más difícil, intentar encontrar caminos transitables que nos lleven hasta ellos. En algunas ocasiones, la imposibilidad de localizar caminos ciclables nos ha llevado a desechar la visita a alguno de estos pueblos (o cambiarlo por una ruta de senderismo, cambiando los pedales por la mochila). Pero siempre resulta gratificante cuando esas manchas se convierten en realidades, cuando algo tan largamente planificado sale bien.

Matandrino (Tierras de Sepúlveda. Segovia)

Matandrino (Tierras de Sepúlveda. Segovia)

En nuestras salidas hemos encontrado pueblos de una belleza casi dolorosa. Pueblos en los que el abandono ha reabierto la puerta a una naturaleza que se expande sin vergüenza y conquista lo que siempre fue suyo, lo que siempre le perteneció.

Nosotros seguiremos buscando en los mapas esas pequeñas manchas para acercarnos a intentar extraer lo que fueron entre los amasijos de lo que se conserva.

 

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