Datos de la ruta
- Zona: norte de Guadalajara.
- Duración: 2 días.
- Tipo de recorrido: circular.
- Tipo de firme: pista, carretera y senderos. Problemas de ciclabilidad en diversos tramos del primer día en la Ruta de Don Quijote (indicados en el track)
Descripción
Recorreremos las tierras del norte de Guadalajara y penetraremos tímidamente en tierras sorianas. Para ello, en la primera jornada, tomaremos como referencia parte del tramo 10 de la Ruta de Don Quijote, que habíamos leído que era ciclable. El camino de vuelta lo realizamos por caminos conocidos de otras rutas previas.
Día 1. Sigüenza-Atienza (60 km-900 m)
Iniciamos nuestro recorrido en la monumental localidad de Sigüenza, presidida por el fabuloso castillo, actualmente convertido en parado, erigido en el primer cuarto del siglo XII sobre el alcázar árabe tras las toma de la ciudad por Bernardo de Agen en el año 1124. Otro de los edificios más significativos es la catedral de finales del siglo XV, sobre una construcción románica previa del siglo XII.
No son estos los únicos encantos de esta localidad que merece un paseo por sus calles empedradas ya que en su interior conserva importantes vestigios medievales, conserva cinco de las siete puertas originales que se abrían paso en su muralla; y renacentistas en torno a la plaza Mayor.
Nuestra ruta se dirige a la parte más elevada de la localidad, hasta el emplazamiento de la robusta fortaleza donde nos unimos a las indicaciones de la Ruta de Don Quijote.
Descendemos hacia la masa verde que se extiende a las espaldas de esta localidad y nos adentramos en un espeso pinar. Seguimos una amplia pista, inicialmente asfaltada. En un cruce abandonamos la amplia pista para seguir el Arroyo del Vado por sendas más estrechas. Tanto la pista como la ruta por el arroyo aparecen indicadas con señales de la Ruta de Don Quijote lo que puede dar lugar a confusión.
Inicialmente no tenemos ningún problema, pero a los pocos cientos de metros se vuelve más complicado mantenerse sobre las bicicletas. El sendero se estrecha. Las gruesas raíces y las rocas nos impiden pedalear en algunos tramos. Nos enfrentamos a algunos tramos no ciclables siempre acompañados del arroyo, ahora seco.
El sendero nos adentra entre rocas y vegetación por un tramo solitario y presidido por formas extrañas esculpidas en la roca que nos permiten olvidarnos del esfuerzo extra de esta opción.
Enlazamos con una pista ancha pero la falsa ilusión de avance se desvanece cuando vemos que se desvía por un camino prácticamente perdido entre la reseca vegetación que sigue la Cañada Real Soriana Oriental.
Descendemos por un sendero estrecho y pedregoso escoltados por muros de piedra lejanos en el tiempo. Intentamos avanzar montados en las bicis. Empiezo a dudar de haber leído bien la información acerca de la ciclabilidad.
Nuestra ruta cruza la carretera GU-126 para seguir por el difuso trazado de la Cañada Real Soriana Oriental. Tras atravesar un pequeño puente nos vemos obligados a ascender por un tortuoso sendero de fuerte desnivel y pedregoso que hace imposible seguir avanzando montados (una vez en casa y revisado el trazado creemos que es mejor seguir la pista y abandonar la cañada, dada la limitada ciclabilidad. Este punto está indicado en el track).
Llegamos a Alcuneza agotados de arrastrar las bicicletas. En esta localidad las indicaciones indican hacia la parte alta, los más probable continuando por el trazado de la Cañada Real Soriana Oriental. En el mapa no vemos ninguna pista clara y ante la experiencia de los pocos kilómetros que hemos podido avanzar hasta el momento, decidimos improvisar y abandonar la Ruta de Don Quijote, al menos por el momento.
Decidimos seguir por la carretera GU-128 hasta el pueblo de Alboreca para adentrarnos en el Barranco de la Cueva. Y nuestra improvisación tiene su premio, nuestro pedaleo nos lleva a la entrada de la Cueva de Harzal. Esta inmensa cueva es un lugar arqueológicamente muy interesante y donde se han localizado restos que abarcan desde época neolítica a islámica. Su interior resulta muy espectacular ya que aparece compartimentado y ha sido vaciado a lo largo del tiempo para aprovechar la mezcla de la tierra y estiércol.
Al salir del barranco atravesamos la línea imaginaria que nos dice que estamos en la provincia de Soria, por lo que nuestra solitaria carretera cambia su denominación y pasamos a rodar por la carretera SO-P-4263. No vemos coches y ahora nuestro avance es rápido, ayudados por el parcheado asfalto.
Estas tierras nos dan la bienvenida con extensos tierras de cultivo que nos aproximan, sin llegar a entrar, a Miño de Medinaceli. Cambiamos de dirección por una pequeña carretera que nos lleva hasta la Ermita de la Santa Cruz, construida a los pies de las moles de arenisca.
Esta ermita se edificó junto a una cueva en la que se han localizado grabados que se han englobado en el denominado arte esquemático (Neolítico). Nos acercamos a ver la cueva pero es francamente complicado distinguir los grabados.
Tras la breve pausa proseguimos por carretera, apenas una pista, que nos lleva hasta los fantasmales pueblos de Conquezuela y Torrecilla del Ducado. Desde este último iniciamos un ligero ascenso y nos adentramos en una zona boscosa dejando a unas decenas de metros por debajo los terrenos cultivables.
Estamos bastante altos, rondando los 1200 m de altitud, y el frío cobra presencia cuando llegamos a un pequeño collado donde iniciamos el descenso hacia el pueblo de Sienes.
En Sienes, tras un largo rodeo, nos reencontramos con las señales de la Ruta de Don Quijote y las seguimos para abandonar la localidad entre campos de cereales ahora resquebrajados por el invierno hasta Valdecubo. Al llegar a la carretera abandonamos de nuevo la ruta marcada, pues se interna en un sendero apenas visible y de cuya ciclabilidad tenemos serias duras.
Seguimos la carretera hasta llegar a Rienda tras pasar por las viejas salinas que se situaban a un kilómetro escaso del pueblo, una de tantas que existían en el valle del río Salado. Su origen se remonta a época romana, hoy aparecen ante nosotros abandonadas y muertas. En esta zona podemos encontrar otros vestigios de época romana como la Calzada romana de Paredes de Sigüenza.
En Rienda las señales verdes nos indican que volvemos a situarnos sobre el trazado de la Ruta de Don Quijote. Seguimos las indicaciones para abandonar el pueblo por la pista que nos lleva hasta el cementerio y la Ermita de San Marcos. Ahora sí seguimos una pista cómoda y ancha que nos permite avanzar.
Poco antes de llegar a Tordelrábano nos encontramos con un cartel que indica el yacimiento de Los Arroturos, un yacimiento de icnitas que lo dejamos pendiente debido a que la noche se nos echaba encima.
Las indicaciones nos llevan por pistas poco transitadas y poco marcadas, donde la noche perfila los restos de antiguos edificios que aún luchan por sobrevivir al paso del tiempo como la Torre Morengo que nos recibe cansada y en pleno proceso de derrumbe.
A los pocos cientos de metros de Alcolea de las Peñas, y con la noche ganando terreno, nos encontramos con el último tramo no ciclable. Improvisamos y buscamos la manera de salir de la maraña de hierba y zarzas en la que nos hemos metido. Localizamos un pequeño puente que nos permite llegar hasta este pequeño pueblo y admirar sus casas colgadas sobre las rocas rosadas.
Tras este último tramo llegamos a Cincovillas cuando la noche ya nos ha ganado la partida. El tramo hasta Atienza lo realizamos con noche cerrada y con los gruñidos de los animales que salen a la protección de la oscuridad. Atienza nos recibe con la estampa de su castillo iluminado y con la promesa de un renovador descanso.
Día 2. Atienza-Sigüenza (70 km-1150 m)
Dejamos Atienza atrás siguiendo en este caso las indicaciones del Camino del Cid. El camino discurre por una amplia pista que sigue el trazado del Camino de la Mina rodeado de campos de campos de cultivo.
En pocos cientos de metros pasa a acompañarnos el paupérrimo Arroyo del Escobar que delimita una zona más abrupta y verde hasta la localidad de Naharros.
En Naharros nos unimos a la carretera que nos permite seguir el curso del río Cañamares durante algunos kilómetros, bordeando los cerros a través de los que se abre paso. No tardamos mucho en apartarnos del cauce, que va a morir al embalse de Pálmaces, para bordear la Sierra de Valdelacasa hasta tomar el desvío a Robledo de Corpes.
No llegamos a entrar en el pueblo. Nos desviamos por una pista pedregosa y rota, para adentrarnos en los pinares que rodean al Embalse de Pálmaces.
Estas pistas nos llevan derechos a la gran masa de agua que inunda el fondo del valle gracias al cauce del río Cañamares. El Embalse de Pálmaces, construido a mediados del pasado siglo, se muestra brillante en la soleada mañana otoñal.
Una vez pasada la presa, volvemos a tomar como referencia el cauce del río Cañamares y las indicaciones del Camino del Cid. Ahora son las hojas amarillentas las que nos indican un camino de luminoso colorido. Las aguas del río bañan un espectacular bosque de ribera al que acompañamos por un tortuoso sendero que, a los pocos metros, se convierte en una pista poco pisada.
Tras vadear el Arroyo de Valdemanquillo, que vierte sus aguas en el río Cañamares, nos separamos del cauce. Iniciamos una leve subida que nos lleva hasta un edificio destartalado situado en un pequeño alto. Nos encontramos ante las ruinas del Monasterio cisterciense de San Salvador.
Del monasterio apenas quedan vestigios. Edificado en el siglo XIII el edificio se situaba en un entorno rico, rodeado de densos encinares y tierras de labranza (como en la actualidad). Quedó abandonado en el último tercio del siglo XVI y una vez deshabitado su progresivo deterioro fue imparable. El edificio presenta claras evidencias de haber sido utilizado con posterioridad, incluso el ábside de la iglesia aparece compartimentado como vivienda y diversas estancias, por los restos que vemos, fueron utilizadas como cerramiento para el ganado. En la actualidad el edificio está en un penoso estado de ruina.
El silencio y la tranquilidad de este rincón nos acompaña durante nuestra parada. Proseguimos por una pista que se abre camino entre encinas hasta llegar a Pinilla de Jadraque. De nuevo seguimos pistas que siguen fieles al río Cañamares hasta la localidad de Medranda.
Seguimos buenas pistas que nos conducen a las localidades de Cendejas de Enmedio y Cendejas de la Torre. En esta última tomamos el Camino de Huérmeces. A partir de Cendejas de la Torre seguiremos una ruta ya conocida, la vuelta al Parque natural del río Dulce, pero en sentido inverso.
No por conocida deja de tener atractivo. Rodeados de encinas nos adentramos en densos encinares hasta alcanzar la Sierrezuela (1144 m) donde iniciamos el descenso por el trazado del barranco del Zumacal hasta alcanzar la pequeña localidad de Viana de Jadraque, tras atravesar el cauce del río Salado.
Dejamos atrás la población de Viana de Jadraque para iniciar el último tramo. Iniciamos un ligero pero imparable ascenso por buenas pistas. Solo nos acompaña la soledad y alguna antigua construcción hoy olvidada.
El atardecer se nos echa encima a pocos kilómetros de nuestro destino acentuando las sombras y los colores ocres del camino. El cielo se oscurece por momentos al tiempo que las nubes adoptan un engañoso tono tormentoso.
La altura nos da una buena perspectiva del pueblo de Sigüenza, punto de inicio y destino de nuestra solitaria ruta por el norte de la provincia de Guadalajara.
Recorrido
Información práctica
- El track de la ruta lo podéis localizar en: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=15512734
- El Camino del Cid dispone de una magnífica web con toda la información necesaria para realizar el recorrido. En concreto el tramo que hemos seguido en esta ruta en las proximidades de Atienza se corresponde con una de las etapas de la Ruta del Destierro.
- No hay ninguna página específica para la Ruta de Don Quijote, aunque sí una guía de la ruta de Don Quijote (ver bibliografía).
Bibliografía
- VV.AA. Ruta de Don Quijote. Editorial El país Aguilar
Très beau blog en passant, je l’ai trouvé tout a fait par hasard, car
je m’informe avant d’embarquer dans cette aventure.
Merci beaucoup pour votre commentaire.