Cuencas mineras de Castilla y León

Datos de la ruta

  • Zona: Fuentes Carrionas y montaña palentina; las Omañas; Bierzo; Ancares leoneses.
  • Duración: 6 días
  • Tipo de recorrido: lineal
  • Tipo de firme: ruta muy dura en general con fuertes desniveles y pendientes por pistas y sendas pedregosas. Yo diría que es más bien una ruta para bici de montaña con posibilidad, con algo de esfuerzo, de realizarla con alforjas. En caso de lluvia puede presentar serias dificultades de barro. En cuanto a la señalización, el recorrido tiene señalización pero debido a la falta de mantenimiento en algunos puntos se han perdido o es dudosa lo que hace complicado poderla seguir sin contar con el track. Tramos de ciclabilidad limitada:
    • Día 1: el ascenso al Alto de la Varga tiene puntos de fuerte pendiente, la ciclabilidad dependerá de la fierza de cada uno.
    • Día 2: corto tramo (una decena de metros) en la subida al Alto de la Cruz en Prado de Guzpeña.
    • Día 3: tramos aislados en las pistas después de Aviados; unos cientos de metros en la subida tras la gravera situada a la salida de La Robla; descenso por el cortafuegos hacia Carrocera (dependerá de la habilidad sobre la bici); tramos en la subida al collado de Piedrasecha (1268 m).
    • Día 4: el cordel de las Merinas tiene tramos de fuerte penidente y pedregosos. No ciclable el tramos final antes de llegar al collado bajo la cima de Cinta del Cueto.
    • Día 5: corto tramo de pista pedregosa al abandonar la carretera LE-5330 a la salida de Igüeña; tramos en el descenso del valle del río Velasco.
    • Día 6: trasmos cortos es el ascenso al collado de Cuatro Caminos y en el posterior descenso a Cantejeira.

Descripción

Nuestro propósito era seguir la ruta señalizada como Cuencas mineras de Castilla y León (Ruta 1) que se inicia en Barruelo de Santullán (Palencia) y finaliza en Balboa (León). Por cuestiones logísticas, finalmente iniciamos la ruta en Aguilar de Campoo y la terminamos en Ponferrada.

Ya habíamos recorrido esta zona en diversas ocasiones y, como no puede ser de otra manera con la montaña palentina, siempre nos había dejado con ganas de más. Para andar o para pedalear, estas montañas son una auténtica maravilla. Esta ruta la localizamos por casualidad a partir de una consulta que nos llegó al blog y, como no lo podemos evitar, nos picó el gusanillo por lo que aprovechamos la primera oportunidad para disfrutarla (o sufrirla, según se mire) en nuestras propias carnes. Espero que esta entrada sirva para revitalizar un poco este camino que, debido a la desidia, echa de menos algo de mantenimiento y algún otro aventurero en sus caminos.

Desde luego, como comentamos más arriba, es una ruta muy dura (más que una ruta cicloturista es una ruta de ciclomontaña), con fuertes desniveles y pendientes, por lo que hay que estar dispuesto a sufrir un poco y, es probable, que a empujar la bici en algún tramo. Como recompensa: paisajes espectaculares, curiosidades mineras y caminos solitarios para disfrutar del silencio y de alguna buena noche de estrellas.

Día 1. Aguilar de Campoo-Triollo (71 km-1200+)

Salimos de Aguilar de Campoo una fresca mañana de agosto desde la orilla del travieso río Pisuerga. Este primer tramo no sigue ningún camino marcado, solo es un tramo que nos permite conectar con el punto de inicio de estas Cuencas mineras de Castilla y León en Barruelo de Santullán. No tardamos en atravesar sus calles e iniciar la subida rodeando el castillo de Aguila de Campoo. Esta primera subida nos sirve para calentar un poco las piernas y coger ritmo. Los primeros silencios vienen acompañados del olor del pinar.

El camino nos lleva hasta la carretera P-P-2121 que conecta en Villavega de Aguilar con la carretera P-220 donde un cómodo carril bici nos lleva hasta Porquera de Santullán. Un kilómetro escaso nos lleva hasta Barruelo de Santullán. Decidimos iniciar nuestras pedaladas en el museo minero, hoy cerrado a causa del covid-19, pero que merece una visita para conocer la vida en estas cuencas mineras (ya habíamos tenido la oportunidad de visitarlo con anterioridad).

Y ahora sí que iniciamos el recorrido. Desandamos el último kilómetro hasta Porquera de Santullán y nos desviamos por la carretera local PP-2123, aunque no tardamos mucho en salirnos del asfalto para seguir pistas pedregosas. Vamos combinando la carretera con pistas y pasamos por pequeños pueblos: Revilla de Santullán, Santa María de Nava, Bustillo de Santullán, Monasterio, Mudá (como dato curioso, muy cerca de aquí, en San Cebrián de Mudá, hay una reserva de bisontes que se puede visitar). A lo lejos, se pueden ver las montañas palentinas recortadas contra el horizonte.

Ruta de las Cuencas mineras de Castilla y León

Ruta de las Cuencas mineras de Castilla y León

Este tramo no es complicado. Las pistas son rodadoras, pero sí tiene muchas subidas y bajadas que van pasando factura a las piernas. Tras pasar por Vallespinoso de Cervera, el camino se suaviza. Primero nos dejaremos guiar por el arroyo Vallespinoso. Poco después, tras pasar por Rueda de Pisuerga, atravesaremos las aguas del río Pisuerga para seguirlas durante algunos kilómetros. En este tramo las inidicaciones de las Cuencas mineras de Castilla y León se mezclan con las del Camino natural del Románico Palentino.

Este camino, tranquilo y apacible, serpentea entre un tupido bosque de ribera. Disfrutando de este llaneo pasamos por Ligüérzaga y Vado. A la entrada de Cervera de Pisuerga, visitamos el eremitorio de San Vicente rodeado de una necrópolis fechada entre los siglos VIII y XI. Una parada obligada en esta ruta y que nos trae a la memoria nuestro viaje a Santiago de Compostela siguiendo el Camino Olvidado.

La salida de Cervera de Pisuerga solo puede ser subiendo y, efectivamente, subismo por la carretera PP-2106 hacia Ruesga. Aquí nos encontramos con las aguas del embalse de Ruesga. Nos metemos de ello en una fiesta de coches y gente, mucha gente. Nos encontramos también con las inidicaciones del GR-1. Tomamos la pista que bordea las aguas del embalse por la parte sur.

Los dos primeros kilometros es una nube de polvo y voces. Pero al poco la pista se convierte en sendero, los coches desaparecen y, con ellos, la gente. Ahora el avance es más lento, pero más apacible. Protegidos por la sombra que nos rodea disfrutamos de la tranquilidad del embalse.

Embalse de Ruesga. Cuencas mineras de Castilla y León

Embalse de Ruesga

Enlazamos con el asfalto en Ventanilla, por delante 5 kilómetros de carretera hasta llegar a Rebanal de las Llantas. Aquí iniciamos la subida hacia el alto de la Varga ( 1437 m). Inicialmente el camino se muestra cómodo, con su firme gris y sus bonitas vistas. Al llegar a la cabecera del arroyo Rebanal la pendiente se hace más pronunciada e iniciamos una fuerte subida con alguna pendiente más que complicada con el peso que llevamos a cuestas (en algún tramo eché el pie a tierra, aunque dependerá de las fuerzas de cada uno).

Con las piernas doloridas llegamos al alto de la Varga ( 1437 m). Hemos superado la primera gran subida de esta ruta de las Cuencas mineras de Castilla y León. Desde este mirador las vistas son espléndidas, al fondo la figura inconfundible del Espigüete (2450 m) con su perfil piramidal.

Alto de la Varga (1437 m). Cuencas mineras de Castilla y León

Alto de la Varga (1437 m)

Descendemos unos pocos metros hasta alcanzar el mirador situado en la carretera P-210. En este punto nos separamos del GR-1, nuestro descenso es siguiendo la carretera, se agradece después del esfuerzo, hasta llegar a la localidad del Triollo a los pies de las montañas palentinas y del siempre grandioso Curavacas (2520 m). Por esta misma localidad y por estas mismas montañas pasamos cuando realizamos, hace ya algún tiempo, la vuelta al macizo de Fuentes Carrionas.

Estamos tentandos de seguir unos kilómetros más, pero finalmente decidimos detenernos en el albergue de esta localidad y descansar bien para la próxima jornada.

Día 2. Triollo-Área recreativa de Monte Peral (89 km-1500+)

Dejamos atrás Triollo y las mayores alturas de la montaña palentina, para bordear el embalse de Camporredondo. Para ello tomamos las pistas que se dirigen al suroeste serpenteando entre las laderas de las peñas que escoltan sus aguas. La niebla se agarra a las laderas herbosas y el ambiente, a estas horas, es fresco. Casi se agradece la subida.

Las pistas son muy buenas lo que hace que, a pesar de la subida, el pedaleo sea cómodo. En los prados, las vacas y algunos caballos pacen sin preocuparse de nuestra presencia. A medida que nos alejamos del embalse la pendiente se hace más pronunciada y ganamos altura con rapidez.

Embalse de Camporredondo. Cuencas mineras de Castilla y León

Embalse de Camporredondo

Alcanzamos un collado a 1410 m y cuando parece que vamos a iniciar el descenso, las indicaciones de las Cuencas mineras de Castilla y León gira 90 grados para seguir un camino empinado con el firme removido y en no muy buen estado. Dejamos atrás las praderas y los arbustos para adentrarnos en densos pinares.

El duro ascenso no se detiene hasta rozar los 1700 m donde iniciamos un vertiginoso descenso. En la primera curva nos encontramos con una robusta construcción, el refugio Cristo Sierra, que marca nuestro cambio de rumbo. La bajada sigue las huellas del arroyo de la Cueva y continúa hasta llegar a la localidad de Valcorbero. Por fin encontramos un tramo en el que aumentamos la velocidad.

En Velilla del Río Carrión decidimos hacer una parada. La salida de esta localidad queda afeada por la imponente presencia de la central térmica que decora su horizonte. A esto se añade que las indicaciones de las Cuencas mineras de Castilla y León nos llevan por asfalto hasta llegar a Guardo. Aunque no es un tramo muy largo, sí que hay mucho tráfico y agobia un poco tanto camión pasando al lado. Atravesamos guardo siguiendo la carretera que asciende hacia la ermita de del Cristo del Amparo hasta alcanzar el polígono situado en la parte alta, aquí las indicaciones nos desvían por el ramal de la Cañada Real Leonesa Oriental. Nuestro pedaleo se ve escoltado por los pinares de repoblación del monte Pedrosillo hasta llegar a San Pedro de Cansoles. Desde aquí ascendemos primero hasta Valcuende y, posteriormente, hasta tomar el camino de La Loma.

El descenso a Puente Almuhey es vertiginoso, demasiado rápido para disfrutarlo. No paramos, seguimos las indicaciones de las Cuencas mineras de Castilla y León que coinciden, durante un corto tramo, con las indicaciones del Camino Olvidado. No tardamos en desviarnos por pista hacia Prado de Guzpeña. En esta localidad, para evitar la carretera, iniciamos una fuerte subida (es probable que, en función de las fuerzas y el peso, haya que andar unas decenas de metros) hacia el Alto de la Cruz, para después descender hacia Llama de la Guzpeña por un tupido robledal.

Ascenso al Alto de la Cruz. Prado de la Guzpeña. Cuencas mineras de Castilla y León

Ascenso al Alto de la Cruz. Prado de la Guzpeña

Nuestro camino prosigue por caminos agrícolas con perfiles suaves hasta Valle de las Casas. Tras una parada bajo la sombra de los árboles, el camino inicia la subida hacia la loma de las Lagunas, alcanzando el punto más elevado de esta loma en el Pilas (1150 m), señalizado por un estilizado (y feo) vértice. Poco después de este punto, iniciamos el descenso hacia el polígono industrial de Vidanes siguiendo el valle de Valdehontanos afeado en su tramos final por las construcciones industriales y el hormigón presente en todas partes.

Es aquí donde cruzamos las caudalosas aguas del río Esla por un puente sin gracia, pero que nos permite cambiar de ribera. Desde Modino seguimos la carretera, sin apenas desnivel. Cuando llegamos al desvío para llegar a Cistierna dudamos durante unos minutos si tirar hacia esta localidad o seguir las indicaciones de las Cuencas mineras de Castilla y León. Finalmente decidimos continuar, es temprano y hoy vamos con fuerzas.

Cogemos el camino a Boñar (coincidiendo con las indicaciones del Camino Olvidado) siguiendo el arroyo de Mercadillo. Una ligera subida entre robles. A medio camino pinchamos y tenemos que pararnos más de media hora.

Camino de Cistierna a Boñar. Cuencas mineras de Castilla y León

Camino de Cistierna a Boñar

Tras solventar el contratiempo, el camino nos saca directamente a la carretera LE-4606 en Yugueros y nos permite unir de manera cómoda y rápida con La Ercina. Aquí preguntamos sobre posibilidades de alojamiento pero no parece haber ninguna posibilidad más que continuar. Así que continumos, aún por carretera, hacia Sobrepeña.

En el desvío que nos lleva a Boñar nos tropezamos con el área recreativa de Monte Peral. Llevamos muchos kilómetros y mucho desnivel en las piernas, así que decidimos poner punto final a la jornada en este punto.

Día 3. Área recreativa de Monte Peral-Piedrasecha (77.5 km-1450+)

Iniciamos la mañana con un largo descenso siguiendo el río de la Losilla que nos conduce hasta el pueblo del mismo nombre. Incluso llegamos a pasar frío durante la bajada. Nos situamos paralelos a las vías del tren que nos guían hasta las calles de Boñar. Tras atravesar la corriente del río Porma iniciamos una fuerte subida hacia Barrio de las Ollas. Tomamos una pista que juega con la carretera que atravesamos en un par de ocasiones antes de entrar en Otero de Curueño. Sin dificultad atravesamos otro de los dueños de estos valles, el río Curueño, antes de llegar a Vecilla de Curueño.

De manera cómoda atravesamos Campohermoso y llegamos a Aviados. Aquí se acabaron las comodidades e iniciamos un fuerte ascenso para adentrarnos en la Sierra de los Carros por el camino de los Molinos. El mapa aparece cubierto por las indicaciones de las minas que se abrieron en estos montes, estamos rodeados. Como curiosidad, además de las minas de carbón, existieron en las cercanías de la localidad de Aviados minas de oro en el siglo XVI.

Nos adentramos en las cuencas mineras y la subida es dura hasta alcanzar los 1450 m de altitud. Ante nosotros un paisaje espectacular sue¡rcado por el arroyo Robles y montañas de escoria como mudos actores del pasado minero de estar tierras.

Collado en el camino de los Molinos. Cuencas mineras de Castilla y León

Collado en el camino de los Molinos

Iniciamos un tramo duro, muy duro. Atravesamos escombreras con continuas subidas y bajadas de fuerte pendiente. Los restos de la extracción de carbón están presentes a lo largo de todo nuestro recorrido y, como colofón, las instalaciones abandonadas de la mina de La Valenciana. Lo más llamativo, el fuerte constrante entre las grisáceas escombreras, la vegetación y los restos industriales que sucumben al paso del tiempo. El camino rodea las montañas redondeadas que nos rodean, evitando las mayores alturas. Si en algun lugar hemos tenido la sensación de estar inmersos en las cuencas mineras es en este lugar.

Nuestro camino nos lleva hasta lo que parece una vía verde que seguimos unos pocos metros, nos encontramos con carteles que nos indican la situación, justo sobre nuestras cabezas, del interesante yacimiento de corales de Matallana de Toría, lo que nos sirve de excusa para una breve parada.

Las señales de las Cuencas mineras de Castilla y León atraviesan la carretera LE 311 y, posteriormente, el río Torío. Pedaleamos paralelos al caudal hasta enlazar con la carretera CL-626 de la que nos desviamos al llegar a Candanedo de Fenar. Aquí tomamos una pista que, paralela a la carretera y de un color negro característico, nos acerca por el Camino Olvidado hasta la capital minera de la zona: La Robla, a la que entramos por carretera con un paisaje menos bucólico del que hemos disfrutado hasta el momento.

A nuestra llegada hace muchísimo calor que no hace más que aumentar con cada minuto que pasa. Decidimos parar para reponer antes de enfrentarnos al sigueinte tramo. Salimos de La Robla por la parte alta junto a unas instalaciones mineras. Las ruedas parecen pegarse al asfalto. Junto a una gravera las indicaciones se desvían de la pista para iniciar una subida por una senda pedregosa flanqueda de abedules e imposible de ascender sobre la bici. Durante unos cientos de metros tenemos que empujar nuestras burritas bajo un sol de justicia. En la parte superior enlazamos con una pista e iniciamos un larguísimo serpenteo, mucho más cómodo aunque no exento de alguna subida, sobre los 1300 m hasta alcanzar el Alto de Valdezarza (1302 m).

Alto de Valdezarza (1302 m). Cuencas mineras de Castilla y León

Alto de Valdezarza (1302 m)

Desde el Alto de Valdezarza (1302 m) prácticamente nos tiramos en picado por un cortafuegos donde habrá que demostrar la pericia sobre la bici si uno no quiere hacerse andando la bajada. En el cruce del camino con la carretera LE-4509 nos encontramos con un gran monumento a los represaliados (que no fueron pocos en estas zonas comarcas leonesas). El siguiente tramo por el asfalto de la LE-4511, hasta llegar a la localidad de Cuevas de Viñayo pasando por Carrocera, nos permite descansar los brazos y las piernas.

Pero el reposo no dura mucho. En Cuevas de Viñayo nos espera una fuerte subida con algún corto tramo de pendiente muy acusada que, a estas alturas de la jornada, hará sufrir a más de uno (a mí me convenció de andar largos tramos). Coronamos el collado de Piedrasecha (1268 m) con alivio (las piernas amenazan con no aguantar más pendientes) y descendemos a la localidad de Piedrasecha.

Descenso del collado de Piedrasecha (1268 m). Cuencas mineras de Castilla y León

Descenso del collado de Piedrasecha (1268 m)

Las pistas de bajada presentan su característico color oscuro que nos indican la cercanía de las minas. El descenso hay que hacerlo con precaución ya que los caminos presentan grandes surcos a causa de la lluvia. Al llegar a Piedrasecha nos planteamos la posibilidad de continuar. Una rápida lectura de la descripción del tramo que nos espera y la amenaza de una fuerte subida no convence de poner fin la jornada en este apacible pueblo.

Día 4. Piedrasecha-Pobladura de las Regueras (68 km-1600+)

Mañana calurosa. Nada más iniciar la jornada nos enfrentamos a nuestra primera subida. Recorremos el valle de Villar, a esta hora de la mañana, tranquilo y silencioso. Al llegar a la cabecera del valle el camino coge pendiente, no es muy larga pero hay que apretar. Un último repecho nos deja en el primero objetivo del día: el collado de Coros (1311 m) a los pies de la Peña del Palo (1403 m).

Collado de Coros (1311 m). Cuencas mineras de Castilla y León

Collado de Coros (1311 m)

Esta primera subida se ha hecho bien. Aún hace fresco y no es muy larga. Pero la bajada se hace aún mejor. Descendemos hasta Portilla de Luna, y desde aquí una bajada cómoda nos lleva, por asfalto y paralelos al arroyo de la Portilla, hasta enlazar con la carretera CL-626. El río Luna nos espera al final del descenso en un tranquilo valle. En apenas un par de kilómetros nos plantamos en Vega de Caballeros.

Hacemos un breve receso y sueño con seguir llaneando por el valle del río Luna. Sobre nuestras cabezas, el trazado de la autopista me hace guiños para sacarme de mi ilusión.

Tomamos el camino de Valdecorro en la parte alta del pueblo. No tiene piedad y una fuerte pendiente nos aupa sobre los tejados de las casas. Pasamos por debajo de la autopista A-66 que une León y Oviedo, pero la pista sigue su inclemente ascenso. La subida, aunque algo más suave, no se detiene hasta alcanzar el cordel de las Merinas. Al tomar el cordel se junta la inclemencia del sol con la dureza de las cuestas y hay ratos que creo morir. Me hago trozos a pie (algunos cortos repechos son realmente fuertes con firme pedregoso). El tramo final hacia el collado situado a los pies de la cima de Cinta del Cueto (1626 m) lo hacemos empujando nuestras burritas bajo un sol de justicia. Este tramo, por el momento, es el más duro que nos hemos encontrado en este recorrido de las Cuencas mineras de Castilla y León.

Cordel de las Merinas. Cuencas mineras de Castilla y León

Cordel de las Merinas

Después de tanta subida no queda más remedio que descender. El inicio de la bajada nos sorprende con grandes bloques de piedra, lo que me obliga a bajarme otra vez de mi montura hasta alcanzar una pista difuminada entre la hierba amarillenta. En este punto un giro de noventa grados nos conduce hasta una pista en la que, por fin, podemos disfrutar un poco del descenso hasta la localidad de La Urz. La carretera, que a estas alturas nos parece maravillosa, nos conduce siguiendo el río de Ceide hasta Riello.

Llegamos a Riello al mediodía y con un calor sofocante. Intentamos parar en algún bar, pero todo está llenísimo de gente. Optamos por comprar algo en un supermercado y seguir. La salida de Riello nos desfonda con una fuerte subida donde el asfalto succiona las ruedas. Una vez superado un pequeño collado descendemos por la CV-128 hacia la localidad de Inicio. Las aguas del río Omañana son demasiado tentadoras. Decidimos parar un par de horas para dejar este insufrible calor.

Después de una buena siesta, retomamos el recorrido de las Cuencas mineras de Castilla y León. Como no podía ser de otro modo, lo iniciamos subiendo por una carretera de pendientes importantes. Pero ahora, que el sol está más bajo, al menos los robles que crecen junto al arroyo de Arroyos nos regalan buenas sombras (aunque como buenos robles vienen acompañados de una jauría de insectos que se empeñan en meterse por cualquier orificio). Tras una sufrida subida llegamos al pueblo de Andarraso situado a la nada desdeñable altitud de 1421 m en la ladera sur del Carbaín. Aún tendremos que subir algunos metros más por el camino de las Llastras hasta alcanzar la línea de molinos a 1460 m.

El descenso hacia el arroyo de Valdesamario es vertiginoso y nos regala una preciosas vistas de estos valles profundos y las montañas que los rodean. A nuestro alrededor robles, brezos y retamas jalonan la bajada.

Descenso al valle del arroyo de Valdesamario

Descenso al valle del arroyo de Valdesamario

Abajo, en el valle, por fin disfrutamos de un buen tramo de asfalto. No es llano (aquí el llano no existe) pero las pendientes son mucho más suaves. Seguimos la carretera LE-460, pero nos desviamos en Murias de Ponjos para pasar por el centro de la localidad. En Espina de Tremor nos espera una fuente de aguas ruidosas, nos paramos y un vecino pregunta por nuestro recorrido.

Desde la parte alta del pueblo tomamos una pista en muy buen estado que inicia un suave descenso, los más disfrutones, siguiendo el río Fresno. Nos desviamos apenas cinco metros para acercarnos a unas instalaciones mineras de Valdemostela que nos hacen recordar que nos encontramos en las Cuencas mineras de Castilla y León. Aquí nos asomamos a una profunda boca que da inicio a un túnel que penetra en la tierra. Da vértigo pensar en las cuadrillas de mineros adentrándose en sus entrañas.

Desde aquí aún nos queda un largo descenso, así que proseguimos. La siesta de hoy nos ha hecho apurar mucho el día y las sombras empiezan a ser demasiado alargadas. Las vistas sobre el valle son espectaculares. En continuo descenso, llegamos a Pobladura de las Regueras, una paraíso después de un día muy duro (lo que se nota porque apenas hicimos fotos). Hoy hemos decidido darnos un homenaje, nos dirigimos a la zona alta del pueblo, a las antiguas escuelas, donde nos sorprende un complejo que nos hizo olvidar los sudores del día.

Día 5. Pobladura de las Regueras-Cacabelos (85 km-1650+)

La pereza se asoma en el momento de la salida, pero conseguimos madrugar ante el miedo a que nos sorprenda un día caluroso como el de ayer. Como viene siendo habitual el inicio de la jornada viene marcado por el ascenso. Seguimos la carretera hacia Rodrigatos de las Regueras para luego descender y tomar la pista que se adentra en el precioso valle del arroyo Rodrigatos.

Valle del arroyo Rodrigatos

Valle del arroyo Rodrigatos

La subida a lo largo del valle es suave y llevadera. En la cabecera podemos ver múltiples explotaciones abandonadas a cielo abierto (Mina Don José y Mina Casilda, ambas de carbón) que tiñen de color oscuro las laderas. Giramos para alcanzar el collado de La Torca e iniciar un breve descenso hacia la localidad de Igüeña. Por esta localidad también pasamos en nuestro recorrido por el Camino Olvidado. En Igüeña nos saluda un mural espectacular y su playa fluvial formada por las aguas del río Boeza. Pero no hay manera de tomarse un café, así que seguimos sin nuestra dosis de cafeína.

Tres kilómetros de asfalto y un giro que nos lleva a una nueva subida por el camino de Valdurbán. Nos topamos con indicaciones amarillas, del Camino Olvidado. Llegamos al paraje de Cercenada donde se sitúa la cruz de hierro que marca un hito para aquellos que siguen el Camino de Santiago. Las pistas de color marrón nos sorprenden con algún repecho duro donde habrá que darle bien a los músculos.

Quintana de Fuseros nos ofrece la oportunidad de una breve parada, para la dosis de cafeína, en el bar situado en la zona deportiva. Pero no paramos mucho para no dejar al sol ascender en exceso. Tomamos las pistas que serpentean en las laderas por el camino de los Perales remontando el río Lera.

Camino de los perales

Camino de los perales

Nos encarrilamos un una pista que sube y baja a media ladera remontando los sucesivos valles. Son pistas anchas, arenosas y bastante despejadas. Entre los robles nos sorprende algún área recreativa con fuentes abundantes de agua fresca y limpia: el área recreativa de la Debesa (junto al arroyo de Ballulde) y el área recreativa del Plantío (junto al arroyo de las Rozas). Son los castaños los que ahora nos ofrecen algo de sombra y rodeados de ellos nos enfrentamos a alguna subida de mayor pendiente.

Tanta subida y bajada, y tanto polvo se hace pesado y largo hasta alcanzar la población de Noceda. No paramos, seguimos por el camino de Muñegro, de pendientes suaves, hasta alcanzar Robledo de las Traviesas. Ya por carretera alcanzamos la silenciosa localidad de Villar de Traviesas.

Aquí el camino se adentra por senderos casi perdidos hacia el valle del río Velasco. Hasta alcanzar el río Velasco, la senda de bajada es ciclable y, más allá de estar algo cubierta, no presenta mucha complicación. Al alcanzar las cercanías del río Velasco la situación cambia y el abandono de este recorrido de las Cuencas mineras de Castilla y León se hace evidente. El camino está prácticamente perdido, apenas vemos alguna indicación tapada y los árboles caídos dificultan enormemente el avance obligándonos a levantar las bicis en numerosos puntos. En los momentos en los que podemos pedalear, son los arbustos los que nos arañan las piernas.

Valle del río Velasco

Valle del río Velasco

Estas dificultades se mantienen hasta enlazar con las pistas que descienden con el arroyo de Arroyo. Aquí la pista se hace más visible y transitable hasta alcanzar la carretera LE-463. Agotados, pedaleamos los escasos tres kilómetros que nos separan de Toreno donde hacemos una larga parada para evitar el incendiario calor del mediodía.

La salida de Toreno es fea. Seguimos la carretera hasta la parte alta de la población para tomar la vía de servicio de la A-631 que nos permite superar la autopista y tomar el camino de Finolleda. Empezamos a subir y nos encontramos con algún tramo pedregoso y complicado con las alforjas, hasta alcanzar las proximidades del Cerro de las Cabeceras (760 m). La bajada posterior a Finolledo nos permite relajar las piernas que, a estas horas, ya llevan lo suyo.

Pero las subidas aún no han acabado. A la salida de Finolledo seguimos una carretera local que asciende para tomar una pista que conecta con Cabañas de la Dornilla donde cruzamos, de nuevo, la autopista A-631. A la salida de la localidad seguimos una pista asfaltada cómoda y casi horizontal. Pero se desvía y se adentra en el pinar para ascender hasta el Cerro del Tesón (712 m). Tras esta subida, la pista remolonea a media ladera bordeando las cumbres redondeadas y escoltados de un exhuberante robledal.

La pista termina desembocando en la carretera local LE-5239 que nos lleva a Cueto. El asfalto no dura mucho, lo justo para sortear la población. Un giro nos lleva a Magaz de Arriba desde donde, desviándonos de la pista llana, ascendemos el Alto de Ocedo (600 m). El descenso a Cacabelos lo realizamos entre frutales y viñedos a toda velocidad, deseando coger por fin el descanso.

Día 6. Cacabelos-Ponferrada (84 km-1480+)

Último día de ruta si todo sale según lo previsto. Como siempre, se mezclan sentimiento contradictorios: por un lado las ganas de finalizar y descansar; por otro la previsión de la nostalgia de estos caminos y este silencio que nos han brindado las Cuencas mineras de Castilla y León.

Dejamos atrás Cacabelos y a los pocos peregrinos que nos hemos encontrado en esta localidad en otras ocasiones bulliciosa. Los primeros kilómetros los realizamos por asfalto siguiendo las ya conocidas indicaciones del Camino de Santiago. No tardamos en desviarnos de las marcas amarillas para adentrarnos por la carretera local LE-5235, en continua subida. Nos separamos de la carretera para sortear el Cerro de las Pedrices (906 m) y el Cerro de Teso Valencín (918 m) por la cara opuesta a la que lo hace la carretera. Ascendemos sin descanso, la tierra abundante en la pista no ayuda a progresar dejando huellas profundas a nuestro paso.

Volvemos a enlazar con la carretera en la Campa de las Vigas (942 m) para no abandonarla en los próximos kilómetros. El asfalto ayuda, pero no hace que el desnivel y la pendiente dejen de ser considerables. Nos adentramos en las zonas más abruptas del Bierzo. Un vertiginoso descenso nos lleva hasta el caudaloso río Burbia.

Descenso al río Burbia

Descenso al río Burbia

En estas tierras no hay bajada gratuita y todo lo que descendemos hay que volverlo a ganar. Sin dejar la carretera, iniciamos un fuerte ascenso. Un cartel nos informa de que nos adentramos en los Ancares leoneses. Sin apenas coches, llegamos a las calles de Paradaseca y a una bonita y tentadora área recreativa. Parada para coger agua y, sin dejarnos vencer por las ganas de quedarnos en este rincón, seguimos la serpenteante carretera que asciende hacia Cela. Aquí otra área recreativa nos recibe y nos tienta de nuevo.

Área recreativa de Cela

Área recreativa de Cela

Mientras saciamos la sed y recargamos agua, unos operarios nos indican que la carretera está intransitable ya que acaban de echar brea. Pero no tenemos más opción que seguir. Desandar nuestros pasos es imposible y no vemos otro paso posible. A los pocos metros de salir de Cela, nos encontramos con la masa informe de la bre. Echamos el pie a tierra y caminos un kilómetro en el que nos pringamos de brea, nosotros y  nuestras compañeras. Las piedras y la brea forman una masa compacta que se pega a la suela de los zapatos y a los cambios. Un desastre. Esta pesadilla se acaba a la entrada de Sotelo donde nos limpiamos como podemos antes de continuar.

En Sotelo decidmos adiós al asfalto en la parte alta del pueblo, donde tomamos el camino de Cantejeira. El camino se adentra en el amplio valle por el que discurre el arroyo de Bustelo. Despejado de arboleda, las vistas son amplias y el calor hace estragos. La subida es larga y, en algunos tramos, se hace dura. No es poco el esfuerzo necesario para coronar el collado de Cuatro Camino a 1262 m de altitud.

Ascenso al collado de Cuatro Caminos

Ascenso al collado de Cuatro Caminos

En este punto tenemos un momento de duda. Iniciamos el descenso hacia Cantejeira por la pista que sale justo enfrente. La pista no está muy marcada y no vemos indicaciones que nos orienten. A medida que avanzamos aparece más tapada y más perdida (una muestra más del abadono de este recorrido de las Cuencas mineras de Castilla y León). Avanzamos como podemos. La pista se convierte en senda y requiere ir con precaución ya que apenas vemos donde metemos la rueda.

Descenso a Cantejeira

Descenso a Cantejeira

Con los brazos algo agarrotados llegamos a las calles vacías de Cantejeira. Aquí nos unimos a la pequeña carretera LE-4104 junto a la que iniciamos un fuerte y cómodo descenso que nos lleva hasta las calles de Balboa.

El recorrido de las Cuencas mineras de Castilla y León, termina en esta localidad (hasta aquí llevamos recorridos 41 km y 1300 m de desnivel). Por temas logísticos nosotros alargamos esta jornada para llegar hasta Ponferrada. Para llegar a esta emblemática ciudad del Camino de Santiago, decidimos descender por la carretera LE-4121 hasta Ambasmestas donde nos juntamos con el Camino de Santiago.

Desde aquí hasta Villafranca del Bierzo realizaremos el mismo recorrido que el Camino de Santiago, pero en sentido inverso. Este tramo es cómodo y en continua bajada. En Villafranca del Bierzo, para evitar pasar por Cacabelos, decidimos seguir carreteras secundarias pasando por Vilela, Parandones y Villamartin de la Abadía, hasta enlazar con la carretera que sigue el canal Bajo. Una carretera prácticamente llana, larga y aburrida que se hace un poco interminable y que nos deja directamente en las calles de Ponferrada.

Recorrido

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