Datos de la ruta:
- Zona: Pirineo francés (Pirineos catalanes/Cerdanya/Macizo del Carlit).
- Duración: 3 días.
- Tipo de recorrido: circular.
- Tipo de firme: hay de todo, pistas, asfalto y senda. Los tramos de senda son poco ciclables en general (especialmente las dos primeras jornadas) de ahí los escasos kilómetros realizados por jornada.
ADVERTENCIA: realmente no se puede decir que sea una ruta de cicloturismo, más bien es una ruta de BTT. Hay que empujar, y mucho, en las dos primeras jornadas (más con alforjas) por sendas estrechas, difíciles y, en algunos casos, con fuerte desnivel. A lo largo de la descripción hemos intentado identificar estos puntos y proponer alternativas (ya que algunos tramos son una auténtica locura). El único inconveniente es que las alternativas nos llevan al asfalto. En caso de optar por las alternativas, quizá sería posible la realización de la ruta propuesta en dos días. La segunda jornada es especialmente dura, rompedora.
Descripción:
El Pico Carlit con sus 2912 m de altitud se alza como una de las míticas cimas de los Pirineos catalanes (situado en el departamento francés de los Pirineos orientales). A sus pies se abren valles angostos y profundos que han servido de vías de comunicación entre las poblaciones perdidas entre los pliegues de estas montañas. El Carlit marcará nuestras próximas jornadas. Cercano y lejano al mismo tiempo, será el guía en la sombra de esta durísima ruta.
Tras realizar los días previos la ascensión al Canigó y la ruta megalítica de Eyne, nos dispusimos a iniciar esta vuelta al Carlit. Desde el principio ya se intuía que no sería una ruta fácil, pero nunca pensamos que sería tan dura. A cambio del tremendo esfuerzo realizado, encontraremos paisajes inmensos y hermosos, de una soledad sobrecogedora.
Día 1. Enveig-Mérens les Vals (39 km-920 m)
Nos situamos en la localidad francesa de Enveig, muy próxima a Puigcerdà. Salimos por la zona más baja, por una pista asfaltada desde la estación. Por pista asfaltada y disfrutando de la arboleda que escolta a las aguas del río Querol, llegamos a Latour-de-Carol.
En los primeros kilómetros las pistas son cómodas. Únicamente las afea la cantera situada a la altura de Quers. Su infernal ruido y su densa polvadereda, a pesar de localizarse en el margen contrario del río Querol, nos alcanza maltratando las imágenes de este inicio. Sin embargo las facilidades duran poco. Tras pasar Quers seguimos las indicaciones de GR. La pista se vuelve pedregosa y a los pocos metros se convierte en senda que se pierde y reaparece a intervalos regulares entre la cubierta herbosa. El ruido de la carretera a nuestra derecha queda atenuado por la naturaleza que nos rodea.
Alternamos los tramos de senda con pistas en mejor estado, siempre paralelos a la N-20 y a las aguas del río Querol. Nos sale al paso la silueta del castillo de Querol, una elegante construcción del siglo XIII. Esta fortificación era una de las muchas que controlaban y defendían los accesos a los angostos valles en un territorio de fronteras. Solo quedan en pie dos torres y algunos fragmentos de muro, pero son suficiente para que nos detengamos a contemplarlas.
Tras Querol aún recorremos algún kilómetro por pistas siguiendo en paralelo el trazado del ferrocarril. Finalmente, nos incorporamos a la carretera N-20, por su asfalto remontamos el valle. Iniciamos un tramo algo exigente. Las pendientes no son muy fuertes, pero sí constantes, a lo que se une el sofocante calor. Metro a metro, ganamos altura. Dejamos a nuestros pies el valle del río Querol, mientras otros valles y otras montañas se abren ante nosotros. Llegamos al Col de Puymores (1915 m) exhaustos.
Tras un breve descanso retomamos la marcha. Cuando pensamos que nuestra ascensión ha finalizado, abandonamos la carretera en bajada para desviarnos por una pista que sale del mismo puerto. Seguimos ascendiendo, de forma muy tendida inicialmente para torcer hacia una pendiente algo pedregosa de pendiente más acusada después. Poco después de un edificio que rompe la armonía del entorno, nos desviamos hacia nuestra izquierda e iniciamos un fuerte descenso.
Seguimos, de nuevo las señales de GR. Se trata del GR-107 (Camí dels Bons Homes) que seguiremos hasta el final de la jornada. Iniciamos un descenso con vistas increíbles. Ahora a nuestros pies nos espera otro río y otro valle: el Ariège.
La pendiente se acentúa, la pista pierde nitidez. Nos cruzamos con un vehículo que nos advierte de trabajos forestales en la zona. No llegamos a verlos, nuestro camino se desvía por sendas menos claras. Finalmente la pista se convierte en un tímido trazado entre las hierbas y la vegetación.
El trazado, apenas pisado y con numerosas piedras, nos obliga a descender de las bicis en numerosos tramos (aunque aquí ya depende de la pericia de cada cual). El fuerte descenso termina convirtiéndose en nuestro primer tramo de «bicisenderismo» de la vuelta al Carlit hasta el pueblo de L’Hospitalet-près-l’Andorre (ALTERNATIVA: si se quiere evitar este tramo es posible descender desde el puerto de Puymores por carretera es todo un tramo descendente que facilita mucho el recorrido).
Tras la localidad de L’Hospitalet-près-l’Andorre volvemos a dejar el asfalto para seguir al otro lado del río Ariège. Iniciamos otro tramo bastante duro y exigente siguiendo las indicaciones del GR. Sin apenas desnivel, combinamos pistas de relativo buen trazado con tramos no ciclables. En algún punto nos vemos obligado a levantar las bicis (con todo el peso a cuestas) para poder salvar algunos de los obstáculos (en general piedras de considerables dimensiones).
Tras el primer tramo no ciclable nos encontramos con una fuente que nos devuelve un poco de vida para enfrentarnos al tramo que nos queda por delante. Cuando creemos haber salido a pistas ciclables, de nuevo el camino tuerce para retomar estrechos senderos que complican el avance.
Ganamos metros lentamente y nos llegamos a plantear la posibilidad de salir a la carretera, pero finalmente decidimos seguir las indicaciones para comprobar la ciclabilidad. La lentitud del avance es exasperante, solo nos consuela la naturaleza que nos rodea y la sombra que nos brindan los árboles que decoran la ribera del río Ariège (ALTERNATIVA: este tramo también se puede evitar siguiendo la carretera, la misma que se puede tomar para descender del puerto. En caso de optar por esta opción se reduce de forma considerable el tiempo necesario de pedaleo, así como el esfuerzo. La desventaja es que no se disfruta de los paisajes).
Llegamos a Mèrens-les-Vals cansados, tan solo hemos hecho 39 kilómetros. Nos planteamos seguir, pero nuestro cansancio decide por nosotros. Nos quedamos en el camping de la localidad a reponer fuerzas. Mañana será otro día.
Día 2. Mérens les Vals-Refugio de Fournet (48,5 km-2000 m)
Iniciamos el día con fuerzas renovadas. Desde la localidad de Mérens-les-Vals iniciamos una fuerte ascensión. Primero por carretera, después nos desviamos por una pista asfaltada que nos brinda una panorámica espectacular del valle y las montañas periféricas del Macizo del Carlit. La pista asfaltada se convierte en una pista con buen firme. Avanzamos siguiendo el contorno de la montaña mientras disfrutamos del paisaje y del aire fresco de la mañana.
Nuestra felicidad dura poco, demasiado poco. La pista finaliza de forma abrupta dando paso a un estrecho sendero que se abre camino entre un tupido robledal. A los pocos metros el sendero se convierte en impracticable para las bicis y adopta una pendiente de vértigo. Volvemos a empujar las bicis, pero en esta ocasión a la no ciclabilidad se une la pendiente. Cuesta hasta evitar que en parado se vayan las bicis hacia atrás. La pendiente crece a medida que avanzamos, aunque el verbo avanzar, en este tramo, pierde todo su significado.
En algún punto hay que coger las bicis para salvar algunos obstáculos (raíces y rocas). En otros decidimos subir las bicis de una en una con la fuerza de los dos, nos damos cuenta que es más rápido. La senda es dura hasta andando. Es una locura meterse con el peso de las alforjas, nos planteamos si volver hasta el pueblo y coger la carretera, pero una mezcla entre orgullo y saber cómo es el camino nos lo impide y seguimos. Tardamos una eternidad en hacer este tramo y nos agota (ALTERNATIVA: aconsejamos evitar este tramo, al menos si se va con alforjas, es agotador y termina pasando factura. La opción del sendero realmente es por evitar la carretera. Se puede tomar la transitada carretera desde Mérens-les-Vals hasta Aux-les-Thermes. Un tramo que por carretera seguramente no llevará más de veinte minutos, por la senda nos llevó más de dos horas) .
Enlazamos con una pista, pero su estado tampoco permite pedalear. Agotados y doloridos llegamos al Coullet de Bergon (1490 m) donde enlazamos con una pista en excelente estado. Iniciamos un vertiginoso descenso perdiendo los metros que hemos ganado durante toda la mañana.
Sin mayores incomodidades llegamos medio muertos a la turística localidad de Ax-les-Thermes donde nos regalamos una larga parada y algo de comer. Dejamos Ax-les-Thermes para iniciar la gran ascensión del día: la larga subida al Col de Pailhères. 1200 metros de desnivel por delante y un cielo que amenaza tormenta sobre nuestras cabezas.
Al salir de la localidad dejamos de nuevo la carretera para seguir la Rue Saint-Usaut primero y el Chemin d’Entreserre después. Son pistas duras, algún tramo muy pedregoso y de fuerte desnivel, pero, en general, ciclables (aunque dependerá de las fuerzas de cada uno). El problema de este tramo es el destrozo ocasionado por los kilómetros de «bicisenderismo» de primera hora del día. Pasan factura. Yo, en numerosos tramos me veo obligada a echar el pie a tierra, Iván se mantiene sobre la bici sin grandes problemas (ALTERNATIVA: este tramo también puede realizarse por carretera, pero aquí es más dudosa la recomendación porque las pistas son ciclables y se evita el asfalto, pero desde luego es más cómodo el asfalto. Las pistas, especialmente los primeros kilómetros, son complicadas).
La pista gana metros de manera decidida, mientras un espeso bosque impide que nos calcinemos bajo el potente sol del mediodía. Un tremendo bochorno nos envuelve. Tras unos 300 metros de desnivel salimos al lago de Goulours (1088 m), un lago artificial donde encontramos numerosos pesacadores. Aquí reponemos agua y hacemos una larga parada para intentar recuperarme. Aún nos queda mucha ascensión por delante y voy rota.
Tras un largo descanso retomamos la ruta. Ahora seguimos el asfalto de la carretera D 25. La subida es larga. El puerto presenta una pendiente media de 6.5%, con tramos de pendiente máxima en torno al 9.5% ( los puertos están perfectamente señalizados para el ciclismo). Casi prefiero no saberlo, es una cuestión psicológica. El tramo más duro es el que atraviesa la estación de ski d’Ascou Pailhères, donde encontramos la pendientes máximas.
Oímos los primeros truenos al poco de incorporarnos a la carretera, el calor se vuelve aún más pegajoso. De vez en cuando alguna gota despistada se encuentra con nosotros, pero la tormenta parece dispuesta a esquivarnos. Continuamente me asalta la idea de que mis piernas no pueden más, pero tras breves paradas continúo. Avanzamos como los caracoles abriéndonos paso entre el intenso olor de los piornos. Tras kilómetros de esfuerzo alcanzamos el Col de Pailhères (2001 m). Llego destrozada.
Después de tanto esfuerzo, ahora sí, una pequeña recompensa. Iniciamos una fuerte bajada por una carretera estrecha y con buen asfalto. Un regalo para nuestras fatigadas piernas.
Durante el descenso las vistas son espectaculares. El Macizo del Carlit nos muestra su cara más salvaje. El descenso tiene una belleza de la que carecía la subida, quizá porque no estamos sufriendo y las facilidades nos permiten disfrutar más del paisaje. Esta vertiente es más abrupta, los paisajes sobrecogedores.
Nos cruzamos con unos viajeros intrépidos, llevan las bicis hasta arriba de equipaje. Nos comentan que son de Alemania y Portugal. Tras unas palabras de buen viaje, continúan su ascensión y nosotros disfrutamos de estos kilómetros carentes de esfuerzo.
Al llegar a la pequeña estación de ski de Mijanes-Donezan dudamos. Hemos visto la opción de seguir unas pistas que evitarían la carretera, la otra opción es seguir por carretera. Estamos tentados de seguir el asfalto, dado el grado de cansancio acumulado, la falta de agua y las horas avanzadas del día. Finalmente optamos por la pista, somos así. El trazado es claro y el firme está en muy buen estado. Con pequeñas subidas y bajadas avanzamos rápido y disfrutamos. Esta sí es una buena pista para las alforjas.
El único problema es que no localizamos ninguna fuente. Tras unos 8 km decidimos detenernos en el refugio de Fournet donde acampamos. Un arroyo cercano nos proporciona algo de agua para cocinar.
Cuando estamos montando las tiendas pasan los gendarmes que nos saludan amistosos. A los pocos minutos aparece un todoterreno y un hombre, con cuchillo a la cintura, nos pregunta por una vaca negra que ha perdido. Afirma que el agua del arroyo es buena, no nos queda más remedio que creerle (en estos casos un filtro te soluciona la vida, nosotros solo usamos el agua para cocinar. Preferimos esperar a encontrar una fuente).
Día 3. Refugio de Fournet.-Enveig (69 km-1150 m)
El día amanece nublado y más fresco que los días anteriores. Iniciamos nuestro último día de la vuelta al Carlit siguiendo la pista del día anterior. Sin pérdida posible llegamos al refugio de Laurenti situado junto al arroyo de Artigues. Los alrededores del refugio están atestados de gente. El refugio parece haber tenido huéspedes la pasada noche. Seguimos sin encontrar ninguna fuente. Ante nuestras preguntas la contestación es siempre la misma: se encogen de hombros.
A la altura del refugio de Laurenti tomamos la pista ascedente. Continuamos la marcha por una pista muy ciclable, con algo más de pendiente pero cómoda (más si la comparamos con las sendas de los días anteriores).
Todo parece idílico hasya que giramos de manera brusca. Abandonamos la pista para tomar otras menos marcadas. Nos adentramos en amplias praderas dedicadas a la ganadería. De nuevo hay que apretar. La pista se pierde en algunos tramos y no está tan marcada. En leve subida llegamos al Col des Ares donde se sitúa la línea divisoria ente la comarca de Ariége y los Pirineos orientales. En el pasado también fue un lugar de fronteras entre los numerosos reinos que se disputaban estos territorios.
Desde el collado iniciamos el descenso por pista bastante pedregosa y en mal estado. Con ambiente frío, llegamos a una zona residencial situada en la localidad de Puyvalador. Nos juntamos con el asfalto de la D118. Un tramo que nuestras maltratadas piernas agradecen, si no fuera porque empieza a soplar un fuerte aire de cara y caen las primera gotas aisladas. Mientras avanzamos nos cruzamos con numerosos ciclistas con dorsales. Parece que nos hemos metido en medio de una carrera.
En la localidad de Formiguères, por fin, encontramos una fuente, además de un montón de locales donde comer bien. Mientras disfrutamos de una buena comida, se desata un breve amago de tormenta que nos coge de lleno al salir por la carretera D32.
El asfalto dura poco, al igual que la lluvia, y a los pocos kilómetros. Somos más de caminos, así que nos adentramos por los que recorren el Forêt de la Matte. De nuevo nos cruzamos con personas con dorsales, esta vez corriendo. Me temo que nos hemos colado en una prueba de triatlón. Intentando no molestar mucho a los corredores, compartimos con ellos algunos kilómetros de recorrido en torno al Lac de Matemale.
Es un recorrido cómodo con buenas vistas al lago y sin apenas desnivel. Pero la alegría nos dura poco, ya que tomamos otras pistas ascendentes que se adentran con fuerte desnivel en un pinar denso. El olor a tierra mojada inunda el recorrido y las piernas sufren con la exigente subida. Vamos enlazando pistas, unas más marcadas que otras, hasta enlazar unos breves metros con el asfalto de la D32.
Nos desprendemos del asfalto a cambio de la bonita promesa de una pista que se adentra en los bosques tras atravesar el río La Têt por un oportuno puente. En la mayoría de las ocasiones vamos enlazando rutas marcadas como rutas para BTT (generalmente rojas o negras).
La pista es algo pedregosa en algunos tramos y la pendiente no da un momento de respiro. La pista nos lleva derecha a las instalaciones de la estación de ski de Pyrénées 2000. Evaluamos la posibilidad de continuar la subida siguiendo las pistas de ski, pero desechamos la idea y optamos por la carretera. Primero seguimos la D618 para luego continuar por la estrecha carretera D10f que se dirige a los sectores de mayor altitud de la estación de ski de Pyrénées 2000.
Aprovechamos algunos pequeños tramos de senderos ciclables para despegarnos un poco del asfalto. Al llegar a Les Airelles seguimos el trazado de una pista de ski (ALTERNATIVA: este tramo es duro, más con los kilómetros que llevamos y los días previos. Es posible, y recomendable, seguir por la carretera, con la que enlazamos apenas un kilómetro después) hasta enlazar de nuevo con la carretera.
Parece que lo peor ya ha pasado, estamos a casi 1900 m de altitud. Pero no, la ruta se desvía. Nos adentramos por las sendas y pistas que siguen ascendiendo por las montañas que rodean la estación de ski. El cielo se vuelve amenazante y continuos rugidos nos anuncian una nueva tormenta. Seguimos ganando altura en un intento de ser más rápidos que la tormenta. Pero, finalmente, no podemos evitar unos minutos de agua.
Alcanzamos el punto de mayor altitud a unos 2100 metros, a los pies del Pic dels Moros. Las vistas son espectaculares. El cielo plomizo y la soledad convierten este tramo en un momenot de soledad reverencial. Poco después iniciamos el descenso, vertiginoso, pedregoso y con pendiente pronunciada. Descendemos por pistas, pero el firme no es muy bueno, así que fundimos los frenos. En apenas unos pocos kilómetros descendemos hasta Targassonne dejando atrás lo más duro de la ruta.
Desde esta localidad se puede decir que es un paseo. Nos pegamos al trazado de a D618 y proseguimos el cómodo descenso que finaliza en la localidad de Ur. Disfrutamos del primer descenso con buen firme de la ruta. Desde Ur no tenemos más alternativa que seguir la transitada N20 unos pocos kilómetros hasta llegar al punto de salida en Enveitg.
Recorrido
Información práctica
- Como comentábamos al inicio de la descripción es una ruta muy dura, con muchos kilómetros no ciclables que no puede catalogarse de cicloturismo.
- Para la realización de esta ruta hemos seguido, con mínimas variaciones, el track de jcirici en wikiloc: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=7547192
- En la zona hay numerosos atractivos. Cerca de Enveitg se puede realizar la ruta megalítica de Eyne.