Campo de Gómara y sus pueblos abandonados

Datos de la ruta

  • Zona: valle del río Duero; Campo de Gómara .
  • Duración: 2 días
  • Tipo de recorrido: circular
  • Tipo de firme: la ruta discurre en general por pistas en buen estado y tramos de carretera secundaria. Hay algunos puntos algo más complicados de fuerte pendiente y que pueden condicionar la ciclabilidad en los siguientes puntos:
    • Primera jornada:
    • Segunda jornada:
      • Subida a Peñalcázar con fuerte pendiente en el primer tramo.

Descripción

Soria siempre ofrece sorpresas para los caminantes y los cicloturistas. En esta ocasión no va a ser diferente. Nos acercamos a Campo de Gómara para conocer sus caminos y sus pueblos abandonados en una provincia castigada por el vacío demográfico.

Durante el recorrido descubriremos pistas solitarias, coquetas sierras y barrancos escondidos. La belleza de lo sencillo y del silencio. Dos días por el paraíso del cicloturismo.

En nuestro recorrido hemos seguido algunos tramos de los siguientes caminos señalizados:

Día 1. Sauquillo de Boñices-Serón de Nágima (95 km-900 m+)

Iniciamos este nuevo viaje en Sauquillo de Boñices un pueblo en el que aparecen tres personas censadas y que no tardará en añadirse a la lista de los pueblos abandonados de Campo de Gómara. Tomamos dirección este para mojarnos los pies cuando apenas hemos recorrido una centena de metros en el arroyo de Valdemoro. Nos unimos a la carretera SO-P-3001 para atravesar el caudal del río Duero. En sus inmediaciones nos encontramos con las señales del Camino Natural Senda del Duero, que ignoramos para seguir nuestro propio camino.

Iniciamos un tramo junto a las aguas del río Duero acompañados de su vegetación de ribera y encinas. El sendero es agradable y nos deja alguna buena panorámica del gran río antes de unirnos a la carretera SO-P-3029.

Ribera del río Duero

Ribera del río Duero

Al poco de unirnos al asfalto llegamos a los restos de Velacha, donde sobreviven la ermita de la Virgen de Velacha y el Torreón de Velacha. No hay mucho que ver, así que seguimos nuestro camino. Por delante casi 11 km por una estrecha y solitaria carretera que nos permite llegar de manera cómoda y rápida a las calles de Almazán. Aquí nos desviamos hasta su plaza para disfrutar de la iglesia románica de San Miguel (s. XII).

Tras un café retomamos el asfalto para salir de la localidad y llegar, tomando un pequeño desvío desde la SO-P-4191, al pueblo abandonado de La Miñosa donde un par de gatos nos dan la bienvenida. Un camino nos permite unirnos de nuevo a la carretera SO-P-4191 para llegar a Bordejé tras atravesar la A-15. Otro pequeño tramo de asfalto nos permite llegar a Villalba y enlazar con las señales del GR86.

Las señales blancas y rojas no siempre son claras, pero nos llevan hasta Morón de Almazán. Desde esta localidad nos adentramos en terrenos más abruptos, dejando atrás los terrenos de cultivo. Nos adentramos entre encinas y vegetación mediterránea en el Monte de Morón. El trazado del GR86 va perdiendo hasta perder nitidez y convertirse en una estrecha senda que avanza por la parte más elevada del monte.

Monte de Morón. GR86

Monte de Morón. GR86

Este tramo se hace algo duro, pero las vistas son espectacular y, a pesar de la dificultad, este tramo del GR86 es de gran belleza. Con las retinas llenas de paisajes espectaculares, entramos de lleno en Campo de Gómara y llegamos a las calles de Chércholes.

No nos detenemos, el cielo se oscurece y amenaza con algo de agua. Tomamos sendas empinadas que nos llevan hasta los 1033 m de altitud para luego descender y adentramos, siguiendo las señales del GR86, en el barranco de la Horca y el barranco de la Peña del Gato. El camino se empieza a complicar hasta que no nos queda más remedio que echar el pie a tierra y hacer gran parte de este tramo a pie.

Cuando nos empezamos a desesperar de tanto empujar, el barranco de la Peña del Gato desemboca en una pista ancha y de buen trazado que nos permite subirnos en las bicis y retomar un ritmo normal hasta Monteagudo de las Vicarías. Aquí nos permitimos una parada en el instante en el que empieza una pequeña tormenta.

Tras un largo descanso, intentamos seguir las indicaciones del GR86 que se dirige hacia el arroyo de la Cañada, pero la hierba hace imposible poder pasar. Decidimos optar por otras pistas e improvisamos. Nos unimos a las pistas que avanzan en dirección norte paralelos al río Nágima, pero por la vertiente contraria al GR86. La tormenta deja paso a un fuerte viento de cara que nos complica el avance después de tantos kilómetros.

A pesar de que la noche nos acecha, no podemos evitar detenernos en las elegantes ruinas del Monasterio de Santa María de Cántabos, una de las primeras fundaciones del Císter en el s. XII. Las ruinas hoy visibles pertenecen principalmente a un edificio de uso rural posterior y la atalaya islámica.

Monasterio de Santa María de Cántabos. Atalaya islámica

Monasterio de Santa María de Cántabos. Atalaya islámica

Tras esta breve visita retomamos la pista luchando contra el viento creciente. Atravesamos Torlengua con el sol en el horizonte. Entramos en las calles de Serón de Nágima con la noche sobre los hombros. En este punto ponemos punto final a esta intensa jornada para retomar fuerzas para todo lo que nos espera al día siguiente.

Día 2. Serón de Nágima-Sauquillo de Boñices (89 km-1250 m+)

Una nueva jornada y una nueva subida, pero esta vez por la carretera apenas transitada SO-P-3113 que nos permite calentar las piernas y tomar ritmo hasta el pueblo de Mazaterón. En este punto nos unimos de nuevo a las indicaciones del GR86. El camino se complica debido a la vegetación existente que hace difícil avanzar hasta Miñana.

Desde Miñana el GR86 se adentra en los barrancos por terreno algo pedregoso. Seguimos las señales blancas y rojas. Sin embargo, evitamos un desvío que se adentra por sendero en el monte para proseguir por la pista que va ganando altura y más apropiada para las dos ruedas. Nos elevamos hasta superar los 1000 m de altitud hasta alcanzar el Alto del Cuerno (1101 m). Una larga bajada por el barranco de Serón deja en el valle recorrido por el río Henar (o río Deza).

En Deza realizamos una parada para reponer fuerzas y tomar un café. Valoramos la posibilidad de seguir el trazado del GR86 que asciende por la ladera en lo que parece una senda empinada y poco ciclable. Finalmente decidimos seguir la carretera SO-P-3005 que, tras un fuerte ascenso inicial, se adentra en un llano cómodo y de amplias vistas. La carretera nos permite bordear la sierra de Deza y alcanzar la población de La Alameda. Aquí tomamos lo que parece una antigua pista o carretera asfaltada maltratada por el tiempo de la que apenas queda algo de asfalto. Al fondo se distingue el contundente contorno de Peñalcázar, nuestro siguiente objetivo.

Para subir a este mágico enclave, bordeamos el imponente cerro hasta situarnos al norte del mismo e iniciar el ascenso por una pista empinada. Tras un primer tramo muy duro, se suaviza la pendiente siguiendo las curvas de nivel del monte siguiendo una calzada empedrada que da acceso a la zona amurallada. El esfuerzo nos permite adentrarnos, a través de los lienzos de muralla que quedan en pie, en los restos del pueblo de Peñalcázar. Esta ubicación merece dedicarle un tiempo, recorrer sus hermosas calles y acercarse a los restos de la iglesia de San Miguel.

Peñalcázar. Campo de Gómara

Peñalcázar

En esta ubicación se ha situado un hábitat de época celtíbera, los restos actuales son de época medieval. El pueblo quedó deshabitado en la segunda mitad del siglo XX. Su último habitante dejó el pueblo en 1978.

Tras disfrutar de este enclave y detenernos en la fuente de la Peña, a los pies de Peñalcázar, retomamos la pista que nos lleva a Quiñonería. Poco después de salir del pueblo, nos separamos del GR86. Tomamos una pista que nos permite bordear la sierra Gorda y sierra Corija para llegar a Sauquillo de Alcázar, pueblo situado a los pies de la sierra del Costanazo.

Una diminuta carretera nos lleva hasta Torrubia de Soria, a las afueras nos juntamos con el llano trazado del Camino Natural Santander-Mediterráneo. Esta línea de ferrocarril nació con la idea de unir Santander con los puertos mediterráneos de Sagunto y Valencia. Su construcción se inicia a principios del siglo XX, sin embargo no tardaría en iniciarse su abandono (incluso antes de entrar en uso algunos de sus tramos) de manera que en los años sesenta se abandonan algunas de las obras.

En nuestro caso, esta gran obra nos permite avanzar de manera rápida por Campo de Gómara dejando Portillo de Soria y Buberos a pie de vía. Poco después de alcanzar los 1000 metros de altitud nos desviamos para acercarnos al pueblo abandonado de Albocabe y la iglesia de San Miguel Arcángel, poco más queda de este pequeño pueblo.

Albocabe. Campo de Gómara

Albocabe. Campo de Gómara

Dejamos las ruinas atrás y nos adentramos en tierras de cultivo. Una pista, con pequeñas subidas y bajadas, nos lleva hasta la puerta de la localidad de Gómara. Aprovechamos para una leve parada antes de continuar por la carretera SO-P-3225 que nos lleva al pueblo de Torralba de Arciel, abandonado a su suerte en la misma cuneta desde los años setenta del pasado siglo XX.

Aún nos quedan algunas soledades que visitar. Ponemos rumbo este por una buena pista que nos permite salvar las aguas del río Rituerto. Sin apenas desniveles llegamos a nuestro siguiente destino abandonado: Villanueva de Zamajón. Como tantos otros pueblos de Campo de Gómara la migración hizo estragos en este pueblo que quedó abandonado de manera definitiva en los años ochenta.

El final del recorrido se acerca, pero antes un último pueblo que pone de manifiesto el abandono de la vida en Campo de Gómara. Tomamos la carretera SO-P-3003 para volver a salvar las aguas del río Rituerto. Nos desviamos por un camino en relativo buen estado y atravesamos la transitada carretera CL-101. Una pista poco pisada y algo perdida bajo la hierba nos permite alcanzar el pueblo de Boñices.

Boñices. Campo de Gómara

Boñices. Campo de Gómara

Este pueblo, con apenas siete viviendas, se sitúa en un pequeño montículo sobre la extensa llanura de Campo de Gómara. la vida abandonó las calles de Boñices a mediados de los años sesenta. Entre las ruinas, la iglesia de San Benito permanece en buen estado.

Tomamos una pista que nos conduce a la ruidosa CL-101. Tendremos que recorrer un kilómetro por su asfalto antes de desviarnos a nuestro punto de salida: Sauquillo de Boñices, donde ponemos punto final a esta ruta por el silencia de Campo de Gómara.

Recorrido

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